LOS CRISTEROS DEL VOLCÁN DE COLIMA
Viene de la edición anterior
Crónica del 27 de abril a los primeros de agosto de 1927
La muerte de Natividad Aguilar y sus cruzados
Pronto, de igual manera, fue atacado el retén que comandaba Melesio Padilla, y el combate siguió espantoso ... Momentos después, la avanzada que Melesio Padilla comandaba era rechazada y los enemigos pasaban victoriosos para coger, en medio de dos fuegos, a J. Natividad Aguilar y sus compañeros.
Entonces a un tiro de piedra de aquellos héroes cristeros, resonó la propuesta infernal de los soldados de las tropas de Avila Camacho que atacaban por la parte de arriba:
- ¡Ríndanse! ¡Viva Calles!
Y los diez, a una, contestaron con todo su pecho:
¡Viva Cristo Rey!
... y tuvieron que morir, irremisiblemente. Sólo uno de los diez, herido de un pie, logró, resbalando y rodando por entre las malezas, escapar de la muerte. Aún vive: se llama Esteban Rodríguez.
Los nombres de estos héroes cristianos son los siguientes: J. Natividad Aguilar el cristero ejemplar de cristianísima vida y valor heroico, jefe de los cruzados de Caucentla; Zeferino Olivares, Esteban Torres, Felipe López, Eustaquio Torres, Secundino Quintero, Francisco Medina, Francisco Torres y Aurelio Madrid, este último de Zapotitlán, Jal., que les había servido de guía.
¡Honor y gloria a ese puñado de héroes de Cristo Rey! Eran lo más escogido de los Cristeros del Volcán. Ellos repitieron con la voz de la sangre, la frase heroica:
La guardia muere, pero no se rinde.
Ellos no habían de rendirse: habían jurado fidelidad a Cristo, aun a costa de la vida, y formaban la guardia de honor de su Divino Rey.
HACIA EL LUGAR DE LA LUCHA
Entretanto, en Zapotitlán, Jal., los libertadores y sus familias acababan de oír la Santa Misa que les había celebrado su Padre capellán, en un amplio patio. El estruendo del combate no se había percibido; pues había sido dentro de la barranca; pero el último tiroteo habido en la parte alta, cuando la muerte de los héroes, se oyó perfectamente.
Para entonces, la Misa había ya terminado y los que habían comulgado estaban devotamente en la acción de gracias. Era el domingo 22 de mayo. La voz del valiente joven Antonio C. Vargas, quien, antes que los cristeros de Natividad Aguilar, había llegado a Zapotitlán, Jal., se escuchó inmediatamente, ordenando la salida para el lugar de la lucha, con el fin de dar auxilio a los que combatían.
CONTINUARÁ.....
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