“EL CAÑITAS”
Personaje Comalteco
Por Ernesto Chavira Godinez
“El cañitas”, quien por muchos años nos deleitó con los cacahuates doraditos y guayabillas con sal y limón y chilito.
La figura del cañitas era inconfundible en su querida Comala, así como también en todos los lugares donde vendía su producto. Desde muy temprano iniciaba su labor. Se le veía por todas partes; en el jardín y portales de su pueblo, en Colima, en Villa de Alvarez y muchos otros lugares; sus gritos eran de sobra conocidos, “Cacahuates, Cacahuates”, “Tostado y Dorado”.
Durante las fiestas que se celebran en varios de los municipios de Colima, él siempre estaba presente. Por ejemplo en las corridas de toros, mientras duraba la función le daba varias vueltas a la plaza vendiendo sus cacahuates. Todo mundo le conocía y era común oír: “ Ahí viene Cañitas, cómprale dos botes”
Su frágil figura no iba acorde con su vasta imaginación. Era alburero, bromista y tremendamente ocurrente. Su voz, aunque cansada y poco gangosa, era al mismo tiempo fuerte y tipluda. Sus gritos se escuchaban desde lejos.
Algunos que ya le conocían, le decían intencionalmente: ¡Ah, Cañitas, que flaco y viejo estas!, el alegremente les contestaba, ¿Si verdad? ¡Pero todavía puedo con tu hermana!
Su forma de vestir era típica de la gente humilde de Colima: pantalón de plises, camisa de algodón, huaraches de araña y un sombrero tejano de hule.
En los portales de Comala, a eso de la una de la tarde, a la mera hora de la botana, los cacahuates de cañitas servían de postre para todos los comensales. Muchos lo esperaban impacientes para comprarle. Para todos tenía una frase o broma después de que les vendía sus productos.
¡Y esto es gratis!, les decía.
Cañitas se dedicó en cuerpo y alma a su noble oficio hasta que tuvo fuerzas para hacerlo. En sus últimos años, también vendía cuernitos con mezcal, pero ya era evidente el paso del tiempo; a pesar de eso, nunca caía su ánimo y picardía para hacerlo; seguía gritando y vendiendo sus productos con ahínco, aunque el chiquigüite que cargaba, cada día encorvaba más su cansada figura.
Cañitas, ya cumplió su destino, hace varios años que se nos adelantó. Sin embargo su figura y sus bromas y sus gritos, pero sobre todo sus cacahuates que de verdad se extrañan.
¡Cacahuates!, ¡cacahuates!; ¡tostado y dorado!
De la redacción
Al Sr. José Cruz (qepd) se le conocía con el mote de El Cañitas
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