RESEQUEDAD Y SEQUÍA EN LAGUNITAS, COMUNIDAD DEL CERRO GRANDE
Por Arturo González Valencia
El pasado 19 de julio del presente año, en compañía de varios amigos Comaltecos fuimos a la comunidad e iniciamos el ascenso por la brecha que se encuentra a un costado de la plaza de toros en Juluapan y fuimos disfrutando de los bellos paisajes naturales que nos ofreció el camino trazado por “El Gran Caballo de Fierro” que fuera el ferrocarril de vapor de la empresa gringa “Colima Lumber”, para transportar madera del cerro grande a la Albarrada y de ahí en Tren a Manzanillo y desde el puerto hacia los EEUU.
Llegamos al desfiladero, donde los amigos del deporte extremo utilizan para lanzarse al vacío con sus parapentes cruzando nuestros cielos; posteriormente pasamos por la famosa herradura, donde el otrora tren disminuía su velocidad a tal grado que sirvió para que fuera presa de los latrocinios de los bandidos comandados por el Temible Indio Vicente Alonso Teodoro, quien finalmente perdiera la vida y la cabeza a manos de la última de sus queridas; la Sra. Ramona Murgía; en este lugar aún las lluvias han sido prodigas en vital liquido y la verdura de la maleza está presente.
Así seguimos nuestra empinada por las costillas del cerro grande, recorriendo el antiguo camino trazado con los rieles del desaparecido tren de la Colima Lumber, pasamos por La Ranchería Campo 5, de Don José y Juan Jiménez, Campo 4, la curva de la escondida, pasamos por el crucero hacia la desviación al “Pozo de la Peña”, seguimos
hasta periquillos, la ermita del camino con una cruz en una piedra al bordo del camino, después llegamos al lugar que se le conoce como “la curva de la calavera”, y finalmente llegamos a “La Ranchería de la Añilera” y hasta ahí las lluvias habían sido prodigas porque vimos gran parte del terreno ensopado y los desmontes y terrenos cultivables y sus milpitas que ya tenían aproximadamente unos 25 o 30 cms, hasta aquí el paisaje era propio de la temporada de lluvias; ¿Pero qué sucedió?, lo que esperábamos que fuera más húmedo; porque a mayor altura experiencia de años anteriores- pues mayor precipitación pluvial.
Pero lo que vimos fue todo lo contrario; aquí les explico.
De la Añilera, seguimos nuestra empinada y los paisajes que antes nos ofrecían los frondosos árboles y encinos cubiertos de verdura, así como el espeso heno y musgo y fango; solo pudimos ver arboles cenizos, heno seco y colgando en escasos hilitos que daban lástima y la corteza de los arboles donde antes había ramas
cubiertas por los humedales, vimos lastimosas manchas blancas en su corteza,clamando al divino ser por el vital liquido; a un costado en donde antes había fango y lodo, vimos terrones de tierra semi-anaranjada por las hojas de pino y que nosotros conocemos como “ocoche” y espacios de 200 o 300 metros medio mojados, mas por el rocío que por la precipitación pluvial, así fue hasta llegar al crucero de Campo 1 y límites con el ejido del Terrero; que las laderas que antes sirvieron de campamento principal de la Colima Lumber en un kilomentro a la redonda vimos espesa verdura, ahí si se veía que la precipitación pluvial había sido más abundante; cosa contraria en cuanto empezamos adentrarnos a la cuesta hacia Lagunitas, el bosque seco, terrones de tierra negra y abundantes hojas de pino y tristeza al recorrer el trayecto hasta visualizar las primeras viviendas y cabañas de la entrada a la comunidad.
Ya instalados en la cabaña que sirve de cocina y los comedores, nos encontramos y saludamos a J. Jesús “Chuy” Duarte Ayala, amigo de toda la vida, a decir
verdad su semblante reflejaba tristeza y desanimo por la carencia de lluvias, nos comentó que hasta esta fecha solo 2 serenos habían caído en esta temporada, aunado que la temporada de las heladas se alargó, hasta el mes de abril, que les quemó las flores y frutos tiernitos de la manzana y durazno y que pocos, pero muy pocos árboles darían “ralos” frutos, que en años pasados daban cosechas abundantes y la falta de precipitaciones pluviales ponían en peligro sus siembras.
Pregunte por el resto de los vecinos, y me dijo que estaban trabajando en una obra comunal en el trazo y construcción de una gradería o escalones hacia la cabaña, con la intención de obtener recursos con la renta y servicios de alimentación al turismo que les visita.
Acudimos al lugar antes mencionado y pudimos constatar la obra en cuestión, donde nos entrevistamos con Alberto Ayala Duarte, Magdaleno Ayala encargados de la construcción y Rubén Ayala Rodríguez quien nos mostró la cabaña y su interior compuesta de 4 literas individuales en la planta baja y
otras 4 en la planta alta, con una excelente vista panorámica del bosque espeso de encinos y pinabetos.
Dijo Rubén que pretenden rentar la cabaña a precios sumamente bajos desde $ 200.00 por noche y que se adaptan al presupuesto de las familias para ofrecerles alimentación en su hospedaje de los fines de semana o en tiempos que mejor se adecúe a las necesidades del turismo de montaña; los interesados pueden llamar al celular 312 31 053 41 de la comisaria municipal Matilde Rodríguez o pueden establecer comunicación con ellos a través del radio de la DSPV en el teléfono 31 5 50 50.
Nos reunimos en alegre camaradería para comentar los asuntos del día, mientras disfrutamos de una carnita asada con un ponchecito de zarzamora y un cafecito con rompope por el frío que pega en esas latitudes, para finalmente despedirnos y unirnos en oración para que el gran Dios que todo lo ve, envíe el vital liquido para germinar las semillas de sus siembras, que hasta el momento, el rocío matinal y esos dos serenitos no han logrado.
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