LOS CRISTEROS DEL VOLCÁN DE COLIMA, Libro Primero 2ª Parte; Infancia y Juventud Cristiana
Extracto y más información en http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/historia/colima/1_2.html
TRAS DE LAS FLORES DE UNA INFANCIA Y JUVENTUD CRISTIANAS
A Colima tocaba también, como es fácil suponer, recibir su parte en estos primeros latigazos del tirano. Era a la sazón gobernador del Estado, Francisco Solórzano Béjar, joven abogado, que si bien era originario de Colima, de abolengo y antecedentes cristianos, se había convertido en enemigo; pertenecía a las filas masónicas y, por obra de los directores de la persecución, había sido impuesto como gobernador en Colima con el fin de que secundara, lo mejor posible, la campaña infame contra la Iglesia Católica.
Francisco Solórzano Béjar fue el azote de su patria chica. Empezó a arrebatar edificios; arrojó a los seminaristas de su colegio; a las religiosas Adoratrices de su casa; se apoderó del Obispado, de la casa de los Caballeros de Colón, del Asilo de niños, del Orfanatorio del Sagrado Corazón y de cuanta propiedad sabía o suponía que fuese de alguna institución católica y, sin orden al menos escrita, de él o de cualquier otra autoridad, competente o no, en que se dispusiera la desocupación y entrega, mandaba al comandante de la policía, J. Guadalupe Rivas, o al Profesor Aniceto Castellanos, los cuales, protegidos por la gendarmería, ordenaban, no ya la desocupación de los edificios, sino la salida inmediata de sus dueños, pues no se concedían muchas veces ni cinco minutos de espera, ni se permitía sacar nada, aunque fuese de propiedad rigurosamente individual. Así, el Ilmo. Mons. Vicario General de la Diócesis, Francisco Anaya, tuvo que salir sin su sombrero, cuando fue incautado el Palacio Episcopal.
LOS MUCHACHOS DE LA A. C. J. M.
Durante estos tiempos aciagos de Solórzano Béjar como gobernador de Colima, cuando la impiedad masónica pretendía dar el asalto final sobre la Iglesia, para esclavizarla, estrangularla y destruirla, olvidando -insensatos- que en vano se lucha contra Dios, había en Colima un grupo de valientes: los jóvenes de la A. C. J. M. (Asociación Católica de la Juventud Mexicana), quienes en su aguerrido semanario La Reconquista, defendían la verdad y la justicia en contra de todos los abusos y avances de la impiedad.La A. C. J. M. había sido fundada en Colima en la primavera del año de 1917.
Su fundador ilustre, de verdadera cepa de apóstol, fue Luis Beltrán y Mendoza, que persevera al pie del cañón, en las filas primeras de la Acción Católica Nacional, después de más de 8 lustros de muy ardua y apostólica brega.
El primer presidente regional de la A. C. J. M. en Colima había sido Héctor Pons Hurtado. Con él, formaron el Primer Comité Regional: J. Félix Ramírez y Jiménez, Emeterio C. Covarrubias, Francisco Rueda y Zamora, Andrés Schmidt, J. Concepción Fuentes, Agustín Rueda, Alberto Macedo, Eduardo Pons y Enrique de Jesús Ochoa, jóvenes todos de aquella época. Su primer Asistente Ecco., que supo imprimirle viril y fervorosa vída, fue el entonces catedrático del Seminario Conciliar de Colima, Pbro. Don Manuel Silva Cárdenas.
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