Por Arturo González Valencia
Muchos pudieran pensar que en el debate del pasado domingo 6 de mayo el ganador fue Gabriel Quadri; esto por repetir hasta el cansancio “los políticos que se pelean”, y que logró crear un personaje que seguramente resultará atractivo: el que mira a la clase política con una mezcla de asombro y decepción; más aún si le agregamos la desatinada indiferencia con el que sus tres rivales trataron a Quadri, es más, ni siquiera se les ocurrió explicar el vínculo del académico con Elba Esther Gordillo, por lo que es posible que este desaliñado personaje le asegurará a su partido el ansiado registro.
Muchos pudieran pensar que en el debate del pasado domingo 6 de mayo el ganador fue Gabriel Quadri; esto por repetir hasta el cansancio “los políticos que se pelean”, y que logró crear un personaje que seguramente resultará atractivo: el que mira a la clase política con una mezcla de asombro y decepción; más aún si le agregamos la desatinada indiferencia con el que sus tres rivales trataron a Quadri, es más, ni siquiera se les ocurrió explicar el vínculo del académico con Elba Esther Gordillo, por lo que es posible que este desaliñado personaje le asegurará a su partido el ansiado registro.
Ahora
una de las maneras de saber quién ganó este debate sin duda es por el
impacto que este tiene sobre la dinámica del proceso electoral y esto
visto desde esa forma de analizarlo, porque al parecer Enrique Peña
Nieto se llevó la mejor parte.
Primero como puntero en las encuestas y sólo necesitaba empatar, incluso perder de manera estrecha., es evidente que el priista mexiquense se preparó exactamente para eso, porque vimos que llevaba la encomienda de responder a cada uno de los ataques en su contra, incluso aquellos que pudieran abrirle flancos, y así lo hizo; porque no dejó cabos sueltos. A veces sin tener que hacerlo, picó todos los anzuelos que le tiró López Obrador, incluso aquellos que no se referían a él de manera directa.
Por otro lado y de forma directa, si así es mi México y así lo llevamos en la sangre, me refiero al escándalo público que se formó en el debate, donde apareció aproximadamente 18 segundos la edecán Julia Orayen, una modelo de exuberantes pechos y pronunciadas curvas y sobre todo de alzados glúteos, porque su anatomía evidenciaba al presentarse con un vestido blanco y largo y de deslumbrante escote y hecho con una tela de las que se pegan en la piel y por los murmullos y rumores se llevó la noche que los integrantes del debate, no pudieron con tanta perorata y cacaraqueo.
De la edecán solo vimos que se limitó a llevar una bandeja con papeles para el sorteo de turnos de intervención de los candidatos; pero fue tiempo suficiente para sin proponérselo- acaparar la atención de nosotros los sufridos televidentes, que nos preparábamos para el suplicio de dos horas de convicción cívica o por obligación profesional periodística como es mi caso.
Después del malogrado resultado para los miembros del debate y no poder rescatar una mínima parte de lo acaparado por la edecán, hubo voces que se desgarraban las vestiduras, porque hubieran preferido una modelo gris y casi invisible, como lo comentó una consejera del IFE que se indignó por la contratación de Julia Orayen y por reducir a la mujer a un oscuro objeto de deseo; pero lo que considero es, que no les molestó a los puritanos tanto el vestido que nada tuvo de indecente sino la anatomía de Julia-; porque los puritanos entienden el cuerpo femenino como fuente de pecado y nada más.
Posteriormente el consejero presidente del IFE, en nombre del pleno, vino a ofrecer disculpas a los ciudadanos., y en mi particular punto de vista estuvo de más, porque la edecán Julia Orayen da para eso y más., esto porque el debate resultó menos interesante que la anatomía de la edecán en razón de que contra toda ley física, los pechos exuberantes tienen mucha más atracción visual y, por supuesto, más interesante que una serie de ataques atropellados e ideas malas y peor expuestas y todo el escándalo de los hipócritas, pues, se elevó mientras en sus narices ocurría algo condenable: un remedo de debate con que se pretendía aparentar que vivimos en un país democrático y que a ellos les mereció elogios.
Primero como puntero en las encuestas y sólo necesitaba empatar, incluso perder de manera estrecha., es evidente que el priista mexiquense se preparó exactamente para eso, porque vimos que llevaba la encomienda de responder a cada uno de los ataques en su contra, incluso aquellos que pudieran abrirle flancos, y así lo hizo; porque no dejó cabos sueltos. A veces sin tener que hacerlo, picó todos los anzuelos que le tiró López Obrador, incluso aquellos que no se referían a él de manera directa.
Por otro lado y de forma directa, si así es mi México y así lo llevamos en la sangre, me refiero al escándalo público que se formó en el debate, donde apareció aproximadamente 18 segundos la edecán Julia Orayen, una modelo de exuberantes pechos y pronunciadas curvas y sobre todo de alzados glúteos, porque su anatomía evidenciaba al presentarse con un vestido blanco y largo y de deslumbrante escote y hecho con una tela de las que se pegan en la piel y por los murmullos y rumores se llevó la noche que los integrantes del debate, no pudieron con tanta perorata y cacaraqueo.
De la edecán solo vimos que se limitó a llevar una bandeja con papeles para el sorteo de turnos de intervención de los candidatos; pero fue tiempo suficiente para sin proponérselo- acaparar la atención de nosotros los sufridos televidentes, que nos preparábamos para el suplicio de dos horas de convicción cívica o por obligación profesional periodística como es mi caso.
Después del malogrado resultado para los miembros del debate y no poder rescatar una mínima parte de lo acaparado por la edecán, hubo voces que se desgarraban las vestiduras, porque hubieran preferido una modelo gris y casi invisible, como lo comentó una consejera del IFE que se indignó por la contratación de Julia Orayen y por reducir a la mujer a un oscuro objeto de deseo; pero lo que considero es, que no les molestó a los puritanos tanto el vestido que nada tuvo de indecente sino la anatomía de Julia-; porque los puritanos entienden el cuerpo femenino como fuente de pecado y nada más.
Posteriormente el consejero presidente del IFE, en nombre del pleno, vino a ofrecer disculpas a los ciudadanos., y en mi particular punto de vista estuvo de más, porque la edecán Julia Orayen da para eso y más., esto porque el debate resultó menos interesante que la anatomía de la edecán en razón de que contra toda ley física, los pechos exuberantes tienen mucha más atracción visual y, por supuesto, más interesante que una serie de ataques atropellados e ideas malas y peor expuestas y todo el escándalo de los hipócritas, pues, se elevó mientras en sus narices ocurría algo condenable: un remedo de debate con que se pretendía aparentar que vivimos en un país democrático y que a ellos les mereció elogios.
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