DE TIRANIZADO A TIRANO
Con sal y limón
Luis Armando Fuentes Valencia
En los últimos años, hemos visto como los gobernantes se convierten en tiranos ante sus gobernados. Estos personajes disfrutan el dolor con sus políticas públicas en contra del pueblo, pero principalmente, de quienes menos tienen.
Esa actitud se da así también con aquellos sirvientes de sus partidos., Donde estos realizan labores que, por lo general, pueden considerarse indignas y lo hacen sin percibir sueldo alguno o alguna contrapartida de otro tipo, sino haciendo méritos (eso se piensa) para un día ocupar una posición dentro del gobierno o incluso, como candidatos a un puesto de elección popular.
No se dan cuenta de la ausencia de capilaridad política en nuestro sistema.
Se ha sugerido que lo que sucede es que la democracia funciona al revés y que quien ocupa un puesto público debe responder a las instrucciones e intereses de aquél que le eligió para su encargo. Y por supuesto ese no fue el pueblo sino algún poderoso o influyente. Ese ha sido el origen de maximatos y cacicazgos.
En ese orden de ideas, se dice que la redistritación local responde a un acomodo de piezas, porque algunos cacicazgos tradicionales como los de Comala, Coquimatlán o Cuauhtémoc han dejado de funcionar, acorde a los intereses del Partido gobernante. Y esos cacicazgos han desgastado al cacique como de sus protegidos. El pueblo se empodera cuando reacciona ante la creciente tiranización de los gobernantes; porque, los municipios pequeños pueden no estar representados en el Congreso local.
Algunas personas sienten que, si mis familiares ocuparon posiciones públicas, entonces, a mí me asiste el derecho natural para ello y con los privilegios para agrandar los negocios familiares. Como si en Comala o donde eso sucede; hubiera una casa reinante y se pudiera pertenecer a esa familia real o cuando menos, a la nobleza, y los títulos fueran hereditarios.
Pero regresando a la idea de la tiranización de la que es objeto el pueblo por parte de casi todos los gobernantes, bien podemos pensar que cuando el tiranizado ocupa una posición de cierta relevancia, desea que sus gobernados o representados sufran y sientan lo que él tuvo que sufrir y sentir cuando fue tiranizado. Es una especie de revancha o venganza. Se convierte en más tirano que los otros.
Nadie nace con la encomienda divina de convertirse en gobernante o en representante popular. Debemos apoyar a quien, siendo parte del pueblo, realmente logra su superación y sin dejar de ser parte del pueblo, obtiene una candidatura y desea alcanzar una posición, pero para servir, no para servirse. Alguien que conoce el dolor de la opresión y sigue siendo parte del pueblo, ayudará a los demás a superar las condiciones lastimosas en las cuales vive.
Pero debemos evitar al mismo tiempo, otorgar nuestro apoyo y nuestro voto a quienes, aun siendo pobres, fueron seleccionados por la élite del poder, porque ellos y sus familias fueron tiranizados antes y la candidatura o la posición que hayan logrado con ella serán utilizados para que oprima más a quienes menos tienen. Debemos ser muy cuidadosos con nuestros votos, pues de otro modo, actuarán en nuestra contra.
En Comala, eso resulta más sencillo, porque nos conocemos bien, tanto como sus antecedentes personales y familiares. Eso nos ayudará a detectar a quienes nos cobrarán su ascenso, tiranizándonos. Debemos ser muy cuidadosos al decidir. Cuando nos hayan asestado el golpe, poco podremos hacer que nos favorezca. Debemos actuar antes y elegir responsablemente.
Invito a los escasos lectores de CON SAL Y LIMÓN a actuar con esa idea.
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