viernes, 14 de febrero de 2014

Los Cristeros del Volcán de Colima, La Cubierta insídia, el venerable Eleazar

Entre tanto, mientras en el Estado de Colima, en atención a las leyes locales, no había ya culto público y el pan de cada día estaba ya amasado con amargas lágrimas; en Jalisco -el Estado vecino-, y casi en toda la República, el culto continuaba aún, con más o menos regularidad; pues todavía no había llegado el momento oportuno que el tirano esperaba para hacer pesar, sobre toda la Nación, los procedimientos más radicales, como se estaban empleando en Colima.
Y entonces principió, por parte de los malos, una política artera, sucia y diabólica, para hacer claudicar al anciano, egregio Obispo de Colima y a su Clero, obligándolos a reanudar el culto público, aceptando la ley. 
La ley impía de la reglamentación de cultos, según sus tenebrosas maquinaciones, tendría que acatarse para esclavizar a la Iglesia, haciéndola sierva del estado; pero, al mismo tiempo, la suspensión del culto no convenía a sus planes, pues los ánimos cada vez se iban caldeando y la tensión de las almas cada día se vigorizaba más.
Y así se iniciaron las malignas promesas que el Gobernador principió a hacer, valiéndose de un grupo de comerciantes que de buena fe se prestaron a mediar. Y las proposiciones perversas del Gobernador y de la Masonería eran: que se reanudase el culto; que la ley quedaría sin derogarse; pero que no tendría cumplimiento y todo se reduciría a mera fórmula y a una sujeción tan sólo aparente. 
Y conociéndolos, ¿quién iba a creerles? ¿Quién garantizaba que iba a ser simple fórmula? Y aunque no se pusiese en vigor la ley ¿no iba esto a aparecer ante el pueblo fiel de la Diócesis y ante todos los demás pueblos cristianos, como una desleal claudicación? Y el nuevo santo Eleazar, como aquel anciano del tiempo sublime de los Macabeos, después de una nueva reunión plena sacerdotal, en que todos renovaron su adhesión al Prelado, contestó, en un viril documento que es todo un monumento, reafirmando su posición y dando las gracias a los mediadores, levantando así su frente de mártir para esperar todo lo que Dios permitiera.
RESPUESTA DIGNA A INDIGNAS PROVOCACIONES
El Documento histórico helo aquí:
Colima, 23 de abril de 1926.
Sres. Comerciantes D. Daniel Inda, D. Andrés García y D. Tiburcio Santana. Ciudad.
Me refiero a su Comunicación fechada el 20 de los corrientes, dirigida al M. I. Sr. Vicario D. Francisco Anaya.
Considerando, primero: que en la comunicación suscrita por ustedes falta una base firme y sólida para un arreglo satisfactorio de la cuestión religiosa; porque el Sr. Gobernador no la autoriza con su firma y puede en cualquier día desconocerla... CONTINUARÁ






















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