miércoles, 14 de febrero de 2018

Cuesta mucho educar a un mexicano; pero cuesta mucho mas, no hacerlo

“CUESTA MUCHO EDUCAR A UN MEXICANO, PERO CUESTA MAS NO HACERLO”.

En el ámbito educativo existen dos tipos de analfabetas; un analfabeto es aquella persona que no sabe leer ni escribir; al otro se le conoce como analfabeta funcional, es aquel que sabiendo leer y escribir no se educa y actúa como si no lo supiera.
Saber leer y escribir e inclusive tener un título no es garantía para ser un buen funcionario público; ahí tenemos a tantos profesionistas hasta con doctorado y son viles rateros, vividores del erario público, entran con una mano adelante y otra atrás y salen con mucho dinero y propiedades; se justifican como aquel nayarita, Layín, que dijo: “yo si robé pero poquito”, hemos caído en el cinismo social de aceptar que roben pero que hagan algo bueno por el pueblo, y decimos: “este también robó pero hizo muchas obras”.
Si pretendemos quitar a las añejas lacras enquistadas en el poder es para que se mejore el pueblo más jodido, no es para cambiar de ratas.
Urge un gobierno no sólo bien educado o al menos informado, urge un gobierno con valores como honestidad, justicia, verdad, humildad y solidario con las causas populares y no con las causas de los de arriba, “reyezuelos de rancho”.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es un documento que deberíamos de conocer todos los mexicanos, desconocerla es como jugar un partido de fútbol sin conocer por qué se dan los penales, para nuestra desgracia sabe más el pueblo de fútbol que de las leyes que nos rigen. 
Viene a mi memoria aquel incidente que tuvo nuestro amigo Luis Armando con un presidente que no quiero decir su nombre porque se enoja Arnold Swarceballos Metales; cuando Luis Armando le exigió que respetara la Constitución, y aquel individuo que no rebuznaba porque no se sabía la tonada, le contestó: “aquí la Constitución soy yo”, por eso no queremos más de lo mismo. 
Sería altamente lamentable, como ya lo ha sido, poner la responsabilidad de la dirección del Ayuntamiento en las manos de un pendetonto, perdón por el exabrupto, al que le venga el saco que se lo ponga.
Salud, paz y justicia social.
Profr Telésforo Ramírez Montes
El hijo de Chabelo el Yelero y de María Montes; Cel 312-168-3424






















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