domingo, 16 de mayo de 2021

Periscopio "Parece que fue ayer" tercera parte Profr. Abelardo Ahumada González

PERISCOPIO
“Parece que fue ayer”

Tercera parte
Profr. Abelardo Ahumada González
Como el 15 de mayo es el tradicional “Día del Maestro”, dedico este trabajo a todos los profesores que luchan por la democracia y se comprometen con sus alumnos y sus comunidades. 
Y a los que no, pues no. ¡Faltaba más!

“HABLANDO DE MUJERES Y TRAICIONES…”
Los resultados de las elecciones de 2015 en Colima fueron desastrosos para el PRI, pero antes de que nos refiramos a esos números quisiera que nos “refrescáramos” el recuerdo volviendo a sacar a la luz un poco siquiera de lo que antes pasó: 
Y, con relación a eso, ¿les dice algo el titulito que acaban de leer?
 – Para los que no les diga o recuerde nada conviene que sepan que es una de las muchas canciones que Vicente Fernández colocó en el gusto popular. Y su primera estrofa completa dice: “Hablando de mujeres y traiciones / Se fueron consumiendo las botellas/ Pidieron que cantara mis canciones/ Y yo canté unas dos en contra de ellas”.
Estrofa que hoy quiero utilizar aquí no para hablar en contra de algunas mujeres, sino para referirme a tres muy respetables damas, esposas de no tan respetables caballeros, que durante las elecciones que les comento fueron postuladas para distintos cargos electorales, y para referir también algunos detallitos que no pocos observadores llegaron a calificar, precisamente, como actos traicioneros. Y empezaré por éstos:
En el primer capítulo de esta serie les dije que Virgilio Mendoza Amezcua, alcalde de Manzanillo fue reconocido por diversos opinadores como el prospecto panista que más posibilidades tenía para ganar las elecciones de gobernador contra el candidato que le pusiera enfrente el PRI. Pero que aquél decidió no participar para dejarle el campo libre a su amigo José Ignacio Peralta Sánchez, impuesto desde el centro a los electores priistas de Colima.
Pero la obra de Virgilio no se quedó nada más en eso, sino que, siendo muy amigo de Nabor Ochoa, ex priista, ex panista y dirigente estatal entonces del Partido Verde (aunque de verde no tuviera nada), vendió caro su amor y se consiguió (la verdad no sabemos cómo), una jugosa dieta de diputado federal por los tres años siguientes, porque logró que “El Niño Verde” (o sus sucesores) lo colocaran en un nivel preferente de la lista de sus candidatos a las diputaciones plurinominales. Posición que más tarde utilizaría para quedarse él como dueño y señor de dicho partido en Colima, y como beneficiario (o como ¿administrador?) de los recursos que les tocaran por la vía de las prerrogativas que les entregan el IFE y el IEE a los partidos que logran conservar sus registros.
Y, en cuanto concierne a las damas, cuyos nombres sólo saco a la historia porque quedaron inscritos en ella, quiero mencionar el dato de que, tanto el PRI como “el otro PRI” en Colima, llegaron a un interesado acuerdo interno y decidieron postular a tres señoras, a quienes me voy a referir con todo respeto a su femineidad. Empezando por Norma Alicia Galindo Matías, directora del DIF estatal durante el período del extinto Gustavo Vázquez Montes, ex senadora suplente y secretaria de Desarrollo Social durante el sexenio de Mario Anguiano Moreno, a quien los líderes del ex partidazo decidieron otorgar la candidatura de la diputación federal por el Segundo Distrito; a Alma Delia Arreola de Anguiano, súper conocidísima en ese tiempo no sólo en ese distrito sino en todo el estado, tanto por ser la esposa del gobernador Anguiano, como por ser la titular del DIF estatal. Y a la exdiputada local y exsenadora suplente Hilda Ceballos de Moreno, simpática y cordial señora (q. p. d.), a quien su partido postuló como candidata a la diputación local del Distrito 1 de Colima. 
Cuando inició la campaña se consideró que, como se dice coloquialmente, cada una de ellas iba montada “en caballo de hacienda”, y que por lo mismo se iban a enfrentar, casi de puro trámite, con caballitos ponis o con jamelgos de ejidatarios, pero resultó que a los electores no les cayó nada bien su postulación, al considerar que los circunstanciales dueños del PRI estatal estaban buscando el modo de perpetuarse en el poder mediante los esperados triunfos de sus propias esposas.
El asunto fue que aun cuando las dichas señoras llevaban tan ostentosas monturas, les sucedió como en el corrido “El alazán y el rosillo”, puesto que ¡ninguna de las tres ganó! 
Todo ello pese a que el PAN puso en contra de las señoras Cevallos y Arreola, a dos inexpertos  jinetes, y de los que, por lo mismo, el grueso de los electores no sabía nada de nada. Siendo un caso muy especial el de la señora Norma Galindo, quien se confrontó con Eloísa Chavarrías, una lideresa tecomense, bien reconocida como activista tricolor, a la que sus líderes estatales, sin embargo, acababan de ningunear y bocabajear; obligándola a buscar un nuevo pesebre. El que para pronto encontró en el PAN, donde su candidato y sus dirigentes la cobijaron y la postularon en cuanto se dieron cuenta que, llevándola de su lado le iban a provocar al partido enemigo un boquetón imposible de reparar. 
Los ganadores, en efecto, de aquella singular contienda fueron, en el Distrito # 1, el joven abogado Riult Rivera, un muchacho al que, si AMLO lo hubiera conocido, lo habría descrito como “un muchacho fifí”. En tanto que en la parte rural del municipio de Colima (¡de donde Mario es oriundo!), y en el municipio de Ixtlahuacán, ganó un valecito bastante desconocido entonces, que responde al nombre de Crispín Guerra Cárdenas.

SE ARMARON LOS COCOLAZOS.

Pero la cosa no quedó allí, puesto que, por increíble que ahora nos pudiera parecer, el inicial potro bruto que tuvo que domar Jorge Luis Preciado puso en graves aprietos al matalotón en que iba montado el candidato del PRI, en electoral alianza con los del Panal “de La Maestra” encarcelada, y con los del Verde naborista. De tal modo que, según los resultados que más tarde se publicaron y dieron por buenos, sólo separó al primero del segundo lugar una mínima cifra de 502 votos. 
El PRI, en fin, a duras penas, logró conservar la gubernatura, pero en los municipios y en el Congreso local su derrota fue catastrófica, puesto que los candidatos que puso en los municipios más grandes fueron literalmente arrasados por los albiazules, quedando los municipios de Colima, Coquimatlán, Cuauhtémoc, Manzanillo, Tecomán y Villa de Álvarez para el PAN. Mientras que el antiguo partido aplanadora se tuvo que conformar con Armería, Comala, Ixtlahuacán y Minatitlán. Lo que equivale a decir con una mínima cantidad de gobernados, puesto que, exceptuando al de Armería, cuya cabecera es una pequeña ciudad, los otros tres municipios son los que menor número de habitantes tienen en todo el estado.
Un resultado proporcionalmente similar se dio con las posiciones del Congreso Local, puesto que si 20 años atrás lo único que podían ganar los panistas eran dos o tres diputaciones plurinominales, en el 2015, por primera vez en la historia estatal, los diputados de Acción Nacional le dieron una paliza al PRI, pues les ganaron 10 de los 16 distritos de mayoría. Sacando totalmente de la jugada a los candidatos del PRD.
Pero ya en el reparto de las diputaciones plurinominales, al PAN le asignaron 3 más y se quedó con 13 de los 25 que serían el total. Al PRI le tocaron dos y se quedó con 8. Debiendo de completar el reparto con 1 para el Panal, otro para el PT, uno más para el Verde y otro para Movimiento Ciudadano.
En el caso concreto de las elecciones para gobernador, jugando de tú a tú, el PAN derrotó al PRI, puesto que Jorge Luis Preciado obtuvo 118,934 votos; frente a los 105,093 que José Ignacio Peralta obtuvo con las siglas del PRI. Aunque finalmente pudo ganar gracias a los sufragios que el Verde, y Nueva Alianza, coaligados con él, le pudieron aportar.
Otro dato muy importante en que Leoncio Morán por sí solo obtuvo 35,841. Lo que nos lleva a decir (aunque “el hubiera no existe”), que si sólo hubiese participado un único candidato emanado del PAN (y no dos como en los hechos fue), ya desde el 2015 se “hubiera” dado la muy buscada alternancia en el gobierno del estado de Colima.
Frente a todo ese alentador panorama para los partidos llamados “de derecha” en las elecciones de 2015, el que panorama que se pintó para los tres candidatos de las izquierdas no fue muy halagador que digamos, puesto que Martha Zepeda, por ejemplo, sólo alcanzó 5,878; David Munro del PT, 5,307 y Francisco Gallardo, de Morena, únicamente 3,819. 

“CON MIRAS A SOLUCIONAR LA CRISIS”.

Casi sobra decir que los resultados para la elección de gobernador no le gustaron a muchos de los electores, y menos a los dirigentes y al candidato del PAN, quienes habiendo logrado documentar algunas intromisiones por parte de algunos delegados federales y de algunos funcionarios y trabajadores del gobierno estatal en favor de JIPS, empezaron a prepararse para impugnar la elección, mientras que José Ignacio recibía su constancia de mayoría y empezaba a dar muestras de lo que sería un comportamiento muy suyo durante su mandato, puesto que, harto tal vez de haberse quedado tanto tiempo en Colima, empezó a inventar viajes a otros estados gobernados por gente del PRI, dizque con el fin de conocer proyectos exitosos que habían aplicado en esas entidades sus próximos “compañeros”.
Los primeros recursos para impugnar la elección fueron sobreseídos por el Tribunal Estatal Electoral, y José Ignacio empezó a reunirse con Mario Anguiano Moreno, para iniciar los protocolos de  “entrega recepción” de una administración a otra, y debió de haber sido a finales de julio, o a principios de agosto, cuando el economista del ITAM se enteró de que no había dinero para salir el año y, tal y como lo comenté hace unas cuatro semanas, él y MAM empezaron a platicar para ver qué era lo que se podría hacer para que JIPS pudiera iniciar su gobierno con cierta liquidez. Pues a mediados de agosto se supo que la Legislatura Saliente (la LVII) los autorizó a contratar un crédito “de hasta $1,728,000,000.00 (Unos mil setecientos veintiocho millones de pesos 00/100 M.N.), a un plazo máximo de 25 (veinticinco) años”.
Dato se publicó incluso en el periódico del tío del gobernador electo, sin que éste negara haber tenido el acuerdo con el gobernador saliente. 
Y, todavía más, el 1 de octubre, cuando como invitado de honor estuvo sentado en una silla especial junto al pódium en el que Mario Anguiano Moreno leyó una síntesis de su Sexto y último informe de gobierno, Nacho le aplaudió  MAM como niño en circo.
El mencionado evento ocurrió, por cierto, en la Sala de Juntas de la Casa de Gobierno. Donde estuvieron encerrados Mario y sus invitados, dizque “para no gastar más dinero” como era costumbre hacerlo en otros años.
Y como si fuera una verdad toral, el mandatario terminó diciendo que Colima era, en esa fecha, un estado que había superado algunas duras pruebas, pero que ya contaba “con muchas fortalezas”.
La ceremonia se transmitió por radio y televisión y, obvio, no faltaron los reporteros que le preguntaran su opinión al respecto. Así que, todos los que al día siguiente leímos una de las notas principales que el diario de su tío publicó, nos encontramos con la nota siguiente:
 “El gobernador electo, José Ignacio Peralta Sánchez, reconoció los logros que se han tenido en el gobierno de Mario Anguiano Moreno, quien ayer rindió su sexto y último Informe de Labores. Peralta Sánchez dijo que el Mandatario ha dado cuenta “de manera clara y puntual de las problemáticas que se han venido atendiendo y resolviendo, así como de los logros y resultados durante esta administración”. 
Agregando que “ve a Mario Anguiano como un Gobernador en plenitud en su carrera” (…), “con una enorme madurez política, que se pone a disposición de Colima y de los colimenses, para que desde cualquier trinchera que se encuentre siempre estar presto para apoyar a Colima”. 
Y “en relación al crédito por más mil 700 millones de pesos que autorizó el Congreso del Estado, Peralta Sánchez señaló que Mario Anguiano explicó las razones y las causas que obligaron al gobierno a tomar decisiones para enfrentar la crisis financiera”. 
Así que, con todo y que alguien quisiera pretender negarlo aún hoy, lo cierto es que José Ignacio consintió en la contratación de dicho crédito, sin importarle que al contratarlo nos obligara a nosotros a trabajar para pagarlo durante los siguientes 25 años.
Pero los panistas siguieron “marreando” con reclamos postelectorales y, finalmente, el 22 de octubre de 2015, “se cayó la elección de gobernador en Colima”. Pero por falta de espacio, aquí debo pararle por hoy.
Continuará.

 





















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