PERISCOPIO
“PARECE QUE FUE AYER”
Segunda parte
Profr. Abelardo Ahumada González
LA RESURGENCIA DEL “OTRO PRI”.
Las campañas electorales de 2015 todavía no eran tan cortitas como las de ahora, por lo que todos los designados tuvieron más tiempo para recomponer sus equipos, intervenir en la selección de quienes serían los candidatos de sus respectivos partidos a las alcaldías, diputaciones locales y demás, y propiciar los reacomodos internos de sus partidos, realizando en su caso, la muy necesaria “operación cicatriz”, con el fin de llevar a sus lados al mayor número de compañeros posible, porque la contienda electoral se había convertido, casi literalmente, en una batalla campal.
Así, al profesor Federico Rangel, por disciplinarse, por no repelar ni echar caballazo en contra de José Ignacio Peralta quien, apoyado desde el centro (y por “el otro PRI”, a nivel local), lo había desplazado de la candidatura para gobernador, le dieron, como “premio de consolación”, pero sólo nominalmente, la presidencia estatal del PRI, y más tarde la diputación plurinominal número 1, con lo que se puede suponer quedó bastante contento.
Y para quienes no se acuerden qué era aquello del “otro PRI”, quizá valga la pena recordar un poco que, tras el fallecimiento del gobernador Gustavo Vázquez Montes en aquel fatídico accidente aéreo del 24 de febrero de 2005, se fortaleció, en el interior del partido tricolor, el llamado “Grupo Tecomán”, que durante un corto lapso estuvo dirigiendo Silverio Cavazos Ceballos, en su calidad de sucesor de GVM. “Grupo Tecomán” que indudablemente surgió en contra de lo que restaba del antiguo “Grupo Universidad”, que seguía teniendo como cabeza visible al también exgobernador, Fernando Moreno Peña, un individuo agudo, rijoso y pendenciero que, como dijera José Alfredo Jiménez en el Corrido del Perro Negro, era “un hombre de mucho dinero, acostumbrado a mandar”.
La bronca entre ellos se acentuó poco más o menos desde que Silverio Cavazos Ceballos no se dejó manipular y, por el contrario, se quedó con el mando. Hecho por el que ya en 2009, pudo designar, contra la voluntad del otro grupo, a Mario Anguiano Moreno como candidato del PRI a gobernador, para que eventualmente lo sucediera en el cargo.
Pero desde antes de que por fuera se viese que aquél era un “pleito cantado”, FMP y sus allegados buscaron el modo de controlar internamente al PRI estatal. Pero como ya para entonces había gente que lo nos quería, parapetado en el Diario de Colima, y desde su columna “A Propósito”, no sólo se opuso férreamente a dicha designación, sino que comenzó a lanzar metralla en contra “del Orgullo de Tinajas”, como le dijeron luego a MAM, acusándolo tácitamente de estar vinculado con el narco, y pronosticando que, si llegara a ganar la contienda electoral, el suyo sería un narcogobierno.
El asunto fue que en efecto MAN ganó, y que, en vez de ir a ponerse a las órdenes del “ Señor del Trapiche”, no sólo mantuvo un fuerte y cercano vínculo con Silverio Cavazos, sino que se rodeó de un equipo de colaboradores que se habían caracterizado por hacerle frente al Grupo Universidad al interior del PRI estatal, y en el que estaban algunos notables enemigos del “Chaparrito Endemoniado” (mote que le pusieron en esos días a FMP), como Jesús Orozco Alfaro, Rogelio Rueda Sánchez y otros por el estilo.
El ese contexto nació, pues, “el otro PRI”, encabezado, como dije, por el exrector y exgobernador. Pero como a Silverio Cavazos lo asesinaron el 21 de noviembre de 2010, el “Grupo Tecomán” se quedó sin líder y el “Grupo Universidad” volvió a las andadas y habiendo hecho FMP alianza con sus muy bien posicionados amigos del Comité Ejecutivo Nacional, lograron recuperar una buena parte del control del partido tricolor. Cosa que MAM nunca pudo, o nunca quiso hacer. Y fue así como lograron meter, a contrapelo de la voluntad popular, la candidatura de José Ignacio Peralta Sánchez para gobernador. Teniendo como sus principales aliados mediáticos al Diario de Colima y al Mundo desde Colima, periódicos de los que eran propietarios Héctor y Manuel Sánchez de la Madrid, tíos del candidato priista, y al Ecos de la Costa, ya sin Humberto Silva Ochoa en la dirección.
LOS TEJES Y MANEJES DE LOS DIRECTIVOS DE ACCIÓN NACIONAL.
Estadísticamente hablando, desde antes incluso de que ganara Vicente Fox la presidencia nacional, en Colima se había ido manifestando una tendencia de crecimiento muy favorable para el Partido Acción Nacional, que se acentuó, evidentemente, en los sexenios de Fox y de Calderón, siendo notorio que en las elecciones estatales de 2003, 2006, 2009 y 2012 los candidatos de dicho partido iban acercándose a (y a veces superando) los resultados obtenidos por los candidatos del Revolucionario Institucional. Por lo que, temiendo que en las elecciones de 2015 pudiera suceder que el candidato del PAN a gobernador, “ahora sí” derrotara al que había puesto el PRI, los dirigentes de ese organismo político decidieron buscar nuevos aliados y los consiguieron el Partido Verde, dirigido entonces por el ex priista y ex panista Nabor Ochoa, a quien ya con cierto descaro apoyaba el todavía alcalde de Manzanillo, Virgilio Amezcua Mendoza, quien de panista ya no tenía sino el recuerdo de una cruda mal curada.
El otro partido que decidió postular a JIPS como su candidato fue el Partido Nueva Alianza, el famoso PANAL, que todavía entonces estaba lleno de profesores “elvistas” que, por supuesto, habían crecido y hecho carrera en el PRI.
Para acabarla de amolar, Pedro Peralta Rivas, ex diputado local, ex diputado federal y ex candidato panista a la presidencia municipal de Colima, resultó que era primo hermano de José Ignacio Peralta y decidió mover sus propias palancas para apoyar desde el PAN, pero sin renunciar a su militancia, a su querido primo, ganándose con toda razón el mote de “el más priista de los panistas”, que algunos analistas muy cáusticos le endilgaron.
En la disidencia panista, la candidatura que Leoncio Morán Sánchez obtuvo de Movimiento Ciudadano abrió un boquete tan grande entre los simpatizantes de Acción Nacional que sería imposible tapar. Pero por lo mismo no parecía que su propia candidatura pudiera impactar gran cosa en el electorado.
Sin embargo, y contra las suposiciones de todos cuantos creyeron que la candidatura de Locho no habría de levantar ampolla, poco a poco empezó a subir, siendo notable su ascenso más allá del municipio capitalino, en donde, como ya había sido alcalde, gozaba aún de muy abundantes simpatías.
Al ubicarse ante tan dificultosa realidad, Jorge Luis Preciado, hay que decirlo, supo hacer muy bien sus jugadas y, manipulando con todo desparpajo a quienes se suponía que dirigían a su partido en la entidad, acabó colocando a sus más fieles mosqueteros en las posiciones más adelantadas de lucha y logró hacerse acompañar por la vieja guardia albiazul.
La estrategia le resultó exitosa y, si en marzo había comenzado su campaña casi desde cero y con todos los pronósticos en contra, a principios de mayo rebasó a su ex compañero Leoncio, y agarró tal vuelo que, mientras el caballito de Nacho llevaba un trote cansino, el potro bruto que Preciado Rodríguez había logrado finalmente domar, ya iba felizmente galopando por la pradera, con tal velocidad que fue acortando la distancia que lo separaba del que salió puntero.
REBASADOS POR LA DERECHA.
Y mientras que todo eso sucedía en los dos partidos dominantes, en la zona de las izquierdas la división se acentúo todavía más, puesto que, el PT, muy acomodaticio en otras ocasiones en que le convino ir como aliado del PRI, en esa ocasión ya no pudo lograr lo que quería, se fue solo y puso, como su candidato a gobernador a un joven profesor del Instituto José Martí que se llama David Munro González. El que inocentemente y con verdaderas ganas se puso a trabajar, sin saber que lo único que quería el sempiterno líder local, era que su partido lograra conservar el registro para seguir disfrutando de las “regalías” que IEE entregaba a cada partido como prerrogativas.
En una circunstancia proporcionalmente similar, con inocencia política y con las ganas de hacer las cosas bien, Martha Zepeda del Toro, joven y carismática, candidata a la gubernatura por parte del PRD, hizo su mejor esfuerzo y, si no ganó más votos para su partido, sí se ganó, “de calle”, la simpatía de un grupo considerable de electores, que la vieron con un gran potencial a desarrollar.
Y, haciendo también el mejor papel que en tan difíciles circunstancias podría desempeñar, al general retirado Francisco Gallardo Rodríguez, primer candidato a gobernador postulado en Colima por Morena, se le vio alentando a los electores a votar por él y por los demás candidatos que lo acompañaron en tan singular aventura.
Habiendo sido los tres involuntarios causantes de la fragmentación de los votos de izquierda, y siendo todos, en consecuencia, rebasados por la derecha.
PULSO ACELERADO.
Ya en mayo, los asesores y los operadores de Nacho comenzaron a ver cómo que poco a poco se les fueron desmoronando sus estrategias y que sus pretendidas “fórmulas ganadoras” en casi la totalidad de los municipios se estaban haciendo añicos también, sobre todo en los más grandes, puesto que Héctor Insúa, en Colima; Lupillo García, en Tecomán; Gabriela Benavides en Manzanillo y Yulenny Cortés, en Villa de Álvarez, candidatos todos del PAN, se veían, igual que Preciado Rodríguez, muy próximos a alcanzar a sus contendientes y con bríos suficientes para ganar.
De manera tal, pues, que el pulso de los priistas se aceleró y decidieron echar todos los kilos al asador en apoyo de JIPS, a quien no dejaban de echarle porras casi todos los periodistas asociados con sus queridos tíos, y todos los que gustosamente solían recibir los famosos chayotes.
Hacia finales de mayo el ambiente electoral de 2015 en Colima se había puesto candente. Pero de lo que sucedió ya en junio, y de los resultados de aquella elección, se los tendré que platicar después.
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