domingo, 30 de noviembre de 2014

Los Cristeros del Volcán de Colima, "No había respeto a viudas ni a niños"

LOS CRISTEROS DEL VOLCÁN DE COLIMA
Viene de la edición anterior
 “NO HABÍA RESPETO A VIUDAS, NI A NIÑOS”
Sin embargo, no obstante la intervención de la autoridad civil -que esa acción tuvo en su favor en aquellos días negros-, allí mismo, en el edificio santo del antiguo seminario, en donde no únicamente los Sacerdotes, sino lo más granado de Colima se había educado, fueron muertos ocho inocentes hombres, víctimas de la maldad de los tiranos que sobre el pueblo creyente habían puesto su bota despótica.
NO SE RESPETABA NI A LAS VIUDAS NI A LOS NIÑOS
Entre estos ocho muertos estaba Don Francisco Zapién, honrado comerciante a quien arrancaron por la fuerza, del seno de su hogar, de los brazos mismos de su esposa que a todo trance trataba de impedir que lo sacasen los esbirros de la tiranía, imaginando ya el desenlace fatal. 
En su grande dolor y angustia aquella mujer preguntó al militar, cuánto pedía de rescate para que dejase libre a su esposo. Y la cantidad se pagó y, no obstante eso, D. Francisco Zapién fue asesinado y tirado en la calle en unión de sus otros siete compañeros, Mártires primeros de la persecución religiosa en Colima. Estaban también dos jovencitos hijos de una viuda que vivía cerca de la huerta de La Florida. Cuando se logró que los familiares pudieran recoger los despojos ensangrentados y despedazados de sus deudos, aquellos dos muchachos muertos estuvieron tendidos en un mismo catre, pues su madre, pobre y sola, no tenía más en qué tenderlos.

Y aquella mujer, con la amargura de una madre a quien se asesina a sus hijos sin ninguna formación de causa, y tan villana y cruelmente, se presentó ante el jefe militar Benito García a reclamarle el porqué lo había hecho, cuando sus hijos nada perverso habían cometido. Y la mujer desapareció misteriosamente de su casa ... Dos o tres días más tarde, cerca de la Piedra Lisa, a un lado de la Calzada Galván, salvado el lienzo mal hecho de piedra que en aquellos años rodeaba el ancho campo, en un guamúchil que apenas descollaba entre otros arbustos, apareció colgado el cadáver de una mujer. Allí estuvo varios días bajo los rayos del sol reverberante de nuestras tierras costeñas. De esta mujer colgada, habló la prensa de México y duramente comentó esta noticia la de otros países.
GOLPE FRUSTRADO A CINCO SACERDOTES
Y tuvo que llegar el día en que también contra los Sacerdotes colimenses principiase la persecución directa. Ya cateaban la casa de uno, ya la del otro, en su necio afán de querer descubrir algún indicio de insurrección armada; mas nunca lo descubrieron porque, en
realidad, nadie, en esos días, pensaba en ello. En ese tiempo, ni los Sacerdotes, ni ninguno de los católicos prominentes dormían en sus casas; pues el hecho relatado de las ejecuciones nocturnas no fue único y muchos anochecían en sus hogares con toda tranquilidad y de allí, sacados en las altas horas de la noche, eran llevados al matadero. CONTINUARA















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