VECINOS DE LA TRINIDAD SE QUEJAN POR PERRO BRAVO QUE MUERDE A LOS QUE POR ESA ESQUINA PASAN.
Así fue informado a este medio de comunicación por un grupo de vecinos de esta esquina de las calles Insurgentes y Aniceto Castellanos de la colonia "La Trinidad" en la cabecera municipal de Comala.
Manifiestan los preocupados moradores de este núcleo habitacional que es un perro blanco con manchas verdes que sabe estar al pié de las rejas de la casa y esta al acecho de quienes por ahí pasan para corretearlos y morderlos.
No obstante que ya le hicieron saber a quienes pudieran ser los propietarios de la casa habitación donde se aloja ese can, hasta el momento no lo han encerrado o amarrado para que de esta manera cuide el interior de la casa y no muerda a los que por ese lugar transita a sus hogares o trabajos de la construcción cercana.
Estos mismos moradores de esta colonia nos hicieron llegar imágenes de distintas situaciones de riesgo que provoca ese perro en la calle con las personas que por ahí cruzan y muchos de ellos han sido alcanzados y les han provocado mordidas en los talones y tobillos y en el menor de los cazos el romper las bastillas de los pantalones.
¿Se imaginan que persiga a un adulto mayor o un niño?
Agrega uno de los informantes que por su trabajo de la construcción, tiene que cruzar por ese lugar para acudir junto con sus ayudantes a trabajar en la albañilería y este perro, diario o muy seguido se encuentra en la esquina para bajar a la la unidad de la SEP y considera que es un perro callejero; pero siempre está afuera de la casa de rejas y al pasar, ladra y muerde a la gente que pasa por ahí; dijo que hoy 3 de abril me tocó y nomas me ladraba pero no le daba chanza de que se acercara; no le hice nada porque estaba la señora afuera y ayer si me mordió el pantalón pero si pasa alguien que no traiga pantalones o peor un niño corriendo si va a estar canijo; por ahí saben estar 3 o 4 perros; pero este que muerde, es un perro manchado blanco con negro
Aunque la mayoría de los perros son inofensivos, es cierto que tienen un instinto que, por más que pensemos conocerlo, en algún momento pueden tener una reacción inesperada, por lo que es necesario tomar algunas medidas de prevención para evitar ser lastimado por un can.
Durante los últimos días hemos vuelto a escuchar sobre los ataques de perros a seres humanos. Perros que han sido catalogados por la ley como “potencialmente peligrosos”, pero que sus amos siguen sacando a la calle como si se tratara de unos cachorros que no hacen nada.
Los vecinos solicitan al presidente municipal José Donaldo Ricardo Zuñiga ordene lo que sea conducente para retirar a este furioso can y evitar alguna desgracia que lamentar.
¿Tendremos que seguir informando sobre estas noticias? ¿Por qué estaremos condenados a ir una y otra vez sobre la misma conducta?
Es obvio que la reacción ciudadana, en general, es desproporcionada: los vecinos proponen linchar, envenenar, o linchar a los perros bravos callejeros que atacan a las personas. Y de manera general se escuchan voces para que estos perros sean sacrificados y exterminados. Lo triste en este escenario es que, si se cumpliera la ley de manera cívica, todos estos dolores de cabeza (y estas respuestas desesperadas) desaparecerían. No solamente atendiendo los lineamientos de la Ley, que regula la tenencia de estas mascotas “potencialmente peligrosas”: tanto su registro ante las autoridades locales, como el certificado de vacunas, pasando por el uso obligatorio de bozal y de correa.
Por otro lado, es bien conocida es la manera irresponsable en que los dueños sacan a la calle a este tipo de perros: creyendo que, porque nunca han hecho un daño, no lo harán jamás. Eso es lo que se oye en las casas, en los parques, en los sitios recreativos. “Tranquilo, no hace nada”. Claro, hasta que haga algo, por las sencilla razón de que es su naturaleza.
Pero el cambio de muchas vidas (incluida la del dueño, quien puede llegar a responder penalmente) está en algo tan sencillo como el cumplimiento de las normas. ¿Muy difícil? Parece que sí. Parece que no son suficientes los ejemplos ni las fotos ni los vídeos ni las noticias.
Hace falta un cambio cultural drástico para que esto no vuelva a ocurrir. La solución, sin embargo, reside en el fuero interno de estos dueños de perros que se niegan a aceptar lo que representa una vida en comunidad.
¿O esperamos, mejor, a que la situación se vuelva insostenible y los amigos del ajusticiamiento por propia mano terminen triunfando? De seguro, esa no es la sociedad en la que queremos vivir.
Ya es hora de que las autoridades del estado y alcaldías municipales aprieten las tuercas de sus subalternos en los controles para este tipo de animales que no tienen la culpa de que sus dueños sean irresponsables: bien porque los entrenan para ser violentos o bien porque los dejan sueltos en ambientes que luego no pueden controlar.
Por hoy es todo amigo y la respuesta la tenemos a la vuelta de la esquina.
¡¡¡Al tiempo, amigo Leandro, al tiempo!!!
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