LOS CRISTEROS DEL VOLCÁN DE COLIMA
Viene de la edición anteriorCrónica del 27 de abril al 2 de agosto de 1927
LOS CHOFERES DEL SITIO INDEPENDENCIA
Algo más de un mes hacía que Cajetas era cristero del Volcán. Mas él no era el único chófer: un buen día, comentándose en el sitio los desmanes de los perseguidores, la grandeza de la causa cristera, la bravura de las huestes del Volcán nunca hasta entonces vencida, algunos muchachos choferes decidieron marcharse: ¡también ellos cooperarían en aquella lucha épica!
Entre éstos estuvo Ignacio Velasco, por sobrenombre La Chiva, otro de apodo Cajetas, un tercero a quien en el sitio llamaban Patas Fritas y dos más.
¿CÓMO MARCHARÍAN?
Para ellos no fue problema; en un coche viejo subió el grupo de voluntarios arriesgados y, sin. medir consecuencias, ni propias ni ajenas, tomaron la carretera que lleva a Tonila. En Quesería se desviaron hacia La Arena y llegaron, montaña arriba, hasta donde pudieron. Cuando ya no pudieron marchar en coche, éste fue abandonado y continuaron su camino a pie: ¡Caucentla -la meta- estaba ya a dos o tres kilómetros de distancia!
¿PARA PRESENTARSE?
La chiva era conocido, viejo amigo de infancia de Dionisio Eduardo Ochoa, como que las casas de ambos, situadas en la misma calle, no distaban mucho la una de la otra. El haría cabeza en aquel grupo al presentarse con el jefe cristero. En realidad así fue.
Desde entonces Cajetas, La Chiva, Patas Fritas y los otros dos choferes, fueron soldados cristeros en las faldas del Volcán, y supieron serlo; porque fueron bravos y porque su conducta la supieron amoldar a aquella vida de fe y heroísmo cristianos.
La Chiva fue el más perseverante: él saboreó lo que fueron estos tiempos de la mayor angustia; tiempos de desnudeces, hambre, frío, huidas y derrotas, incertidumbres y horas terribles de perplejidad. Y no perdió su carácter festivo........ Continuará.
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