domingo, 27 de septiembre de 2020

Los Cristeros del Volcán de Colima, Libro Sexto Capitulo Primero Inicia.

LOS CRISTEROS DEL VOLCÁN DE COLIMA
Viene de la edición anterior
“SPÈCTADOR” 
Inicia LIBRO SEXTO, CAPITULO PRIMERO; 
(Niebla de invierno, de enero a abril de 1928); 
“DÍAS DE PERPLEJIDAD CON NUEVOS JEFES CRISTEROS ”
 
LLUVIA DE INVIERNO CON NUEVOS JEFES
El frío era intenso y si se tenía en el cuerpo, mayor era el que se tenía en el alma. Con la muerte de Dionisio Eduardo Ochoa, los cristeros, principalmente los de la región del Volcán, se sentían huérfanos.

Al finalizar el año de 1927 y ya para iniciarse el de 1928, en tanto que el jefe Gral. Miguel Anguiano Márquez pasaba, como se ha dicho, a la distante zona del Naranjo, Cerro de Higuerillas y Sierra del Tigre, para visitar aquellos grupos, el Gral. libertador J. Jesús Degollado, con sana y cristiana intención y acatando órdenes expresas de quienes en aquella fecha estaban al frente del control militar de Jalisco, en substitución de don Antonio Ruiz y Rueda, el representante del comité especial de la Liga Nacional, que había tenido necesidad de marcharse a México, lo cual en Colima a esa fecha no se sabía, se presentó en la región del Volcán para hacerse cargo de los grupos que ahí operaban. 
Le acompañaba el coronel cristero Manuel C. Michel, a quien entonces se dio su ascenso a general, su estado mayor y su escolta.
Con objeto de hacerse reconocer como nuevo jefe militar de las fuerzas de Colima, de recibir la adhesión de los libertadores, de presentar al Gral. Michel, quien quedaría como jefe de las fuerzas del Volcán, y de dar nuevas disposiciones, se convocó a una reunión de jefes de los núcleos cristeros de la región, la cual tuvo lugar a inmediaciones de la antigua hacienda de La Joya; se levantó un acta que suscribieron los jefes presentes, y quedó instalado un nuevo gobierno militar cristero. Cuando aquello quedó así concluido, el Gral. cristero don Jesús Degollado regresó a sus campamentos y el Gral. Manuel C. Michel estableció su cuartel general en la Mesa de la Yerbabuena.
En todo este movimiento no se tuvo la atención, al menos, de enviar al Gral. Anguiano Márquez siquiera un aviso. Ellos traían autorización inmediata del control militar cristero de Guadalajara y bastaba. Una de las primeras providencias del Gral. Manuel C. Michel, fue fundir todas las fuerzas libertadoras de aquellos campamentos en un solo regimiento, de suerte que cada escuadrón quedase integrado por los libertadores de alguno de los tres grupos que el Gral. Ochoa había puesto al mando del mayor FiIiberto Calvario, con otro de los que eran del coronel Salazar. 
Continuará



















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