POR FIN TERMINARON LAS ETÍLICAS Y MOLESTAS FIESTAS CHARRO TAURINAS COMALA 2019.
¡SALUD!
Con sal y limón
Diciembre 13, 2019
Luis Armando Fuentes Valencia
*Balance final por deshechos sólidos y líquidos producidos por los humanos y animales que se depositan en la vía pública, causan daño en la salud de los comaltecos.
Por fin terminaron las etílicas y molestas fiestas de Comala. Hoy por la mañana se recogía la basura generada durante el día mayor del festejo y se removían los obstáculos que impedían la circulación normal (eso es relativo) de peatones y vehículos en las inmediaciones del Jardín Principal.
Las molestias fueron grandes y está por demás referirse a ellas otra vez. También que otra vez, dejaron al descubierto las deficiencias y la incapacidad de don Aldo y de quienes integran su equipo de trabajo (aunque bueno, es un decir que de trabajo). Eso ya lo sabíamos y los argumentos que sustentan esa afirmación se han citado muchas veces en esta columna.
En vez de hacer un balance final de la fiesta, que al escribidor le causa mucha flojera juntar letras al respecto, me referiré a un asunto que se ha tratado poco en relación con las fiestas:
La salud de los comaltecos. De pronto resulta que nos ganan las incomodidades que produce la fiesta y hemos dejado de lado lo que seguramente es más importante, los efectos que las mismas ocasionan en la salud pública de los comaltecos.
Lo primero a lo que me referiré es a los desechos sólidos y líquidos producidos tanto por humanos como por animales que se depositan en la vía pública y que evidentemente constituyen una importante fuente de infección general, bacterias y virus que contienen, permanecen aún después de que se retiran (los sólidos, los otros son absorbidos). Además de contaminar el suelo, los parásitos van al aire que respiramos todos y obviamente, produce sus efectos en la salud de todos. No cuento con estadísticas de cuánto se incrementan las infecciones de los comaltecos en esta temporada, pero estimo que los resultados son evidentes. La queja común suele quedar en los malos olores, pero el asunto llega más lejos.
Los obstáculos a la circulación de vehículos automotores y la búsqueda de lugares para estacionamiento incrementan de manera descomunal las emisiones de gases tóxicos. Tampoco existe una medición en términos de puntos IMECA ni de partículas suspendidas, y menos, de su incremento durante los festejos, pero sólo un necio podrá contradecirme. Lo evidente no requiere demostración.
Los gases producidos por la quema de cohetes y fuegos artificiales también resultan altamente contaminantes, más allá de la contaminación auditiva y de los peligros permanentes de explosión e incendio que representan. Esto, evidentemente produce efectos negativos en la salud de los comaltecos, aunque tampoco se haya intentado hasta ahora su medición. A lo anterior habría que sumar los riesgos que producen los puestos de comida, donde también existen bombonas de gas.
Muchas veces nos hemos quejado de los ruidos excesivos que se manejan. Los potentes equipos que se utilizan, producen volúmenes mucho más altos, medidos en términos de decibeles, que los autorizados por la legislación vigente (y esto independientemente de los ruidos que ocasiona la quema de cohetes o los vehículos en circulación por nuestras calles). Esto incrementa el estrés de los comaltecos y dificulta conciliar el sueño, entre otros factores y obviamente produce efectos negativos en nuestra salud. Tampoco hay una medición ni de los ruidos ni de sus efectos.
El consumo de alcohol cuando es inmoderado, así como de otras sustancias tóxicas causan efectos en la salud de quienes las consumen y cada uno es libre de afectarse si quiere, pero en el comalteco común, el que algunos lo hagan, crea una sensación de inseguridad que estresa y, por tanto, es innegable que produce también efectos negativos en la salud pública.
A las omisiones del gobierno municipal para cuantificar lo descrito, habría que sumarle la omisión del gobierno estatal (y quizás, hasta del federal). El derecho a la salud es uno de los derechos supremos de nuestro régimen legal y es irrenunciable e inalienables. Quien ocasione daños a la salud pública debe ser castigado sin ninguna duda ni consideración. Es un crimen de lesa humanidad.
Esas son nuestras fiestas (tradicionales, creen quienes ignoran cómo se hacían antes, y que constituyen la auténtica tradición). Las de ahora, las de la mega peda, son fiestas rancheras que se inscriben en una moda muy actual, de tendencia narca, de la cual debiéramos avergonzarnos antes de alabar a quienes las organizan. Y los efectos de esa fiesta en términos de salud pública, aunque no se hayan medido, resultan evidentes.
¿Es eso lo que deseamos y amamos los comaltecos? Mi sentir muy personal, es que no. Y creo que autoridades superiores deben actuar de oficio para prohibir al Ayuntamiento organizar una fiesta más en tanto no se cuente con un recinto ferial, donde las mismas puedan desarrollarse con la certeza de que no molestan a los comaltecos ni agreden su salud. ¿Es demasiado pedir? Por eso quienes nos hemos manifestado en contra de unas fiestas mal concebidas y mal organizadas como las que padecemos cada vez que el calendario marca las fechas de su presencia, tenemos derecho a ser escuchados y, sobre todo, atendidos. No es un capricho y la salud que se afecta, no es solamente la de quienes habitamos el lindísimo centro del pueblo y ni siquiera es exclusivamente la salud de los comaltecos la que se expone, sino que también, inclusive, la de nuestros visitantes.
Es todo. Nos encontraremos pronto. Tengan feliz semana.
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