LOS CRISTEROS DEL VOLCÁN DE COLIMA
Spectador, libro sexto, capitulo tercero, NIEBLA DE INVIERNO (Enero a abril de 1928)
“VICTORIAS SOBRE VICTORIAS; Y EL ATAQUE AL CUARTEL GENERAL”.
EL ACUERDO DE LOS DOS JEFES
Después de mucho comentario -seguimos copiando del diario del Padre Capellán, señor Ochoa- viendo ellos dos de por sí lo impracticable de la solución que el Control Militar daba, se llegó al siguiente acuerdo:
El general Anguiano, en bien de la Causa, renuncia a la Jefatura de Operaciones Militares en el Estado, quedándose como jefe de Estado Mayor, si acepta la Liga. Esto con el fin de que haya unidad y se eviten las divisiones y sus funestos resultados. Además, juzgando Anguiano que todo el mal ha radicado en el Control de Occidente, quiere que se pida a la Liga que se sostenga en lo que primeramente había ella resuelto, a saber, que se dependa únicamente de ella. El general Michel aceptó ambas cosas y se escribió un amplio oficio a la Liga firmado por ellos dos, el cual habría de ser enviado a México. De estos acuerdos se guardaría completa reserva, dijeron ellos, hasta que venga la resolución del centro.
Del mismo diario: 15 de marzo.
Vinieron los generales Michel y Anguiano. Ya se remitió el oficio a México. Fue el jefe civil de Colima, el mismo que en enero había ido a entrevistar a los jefes nacionales, el que de nuevo emprendió el viaje para entregar el documento.
EN MEXICO, D. F.
Y valiéndose, como en la vez anterior, de la mediación de la señorita Celia Gómez, que era la jefe nacional de las Brigadas Femeninas y estaba en comunicación con los señores del Comité Especial de Guerra de la Liga Nacional, Juan Gómez Moreno -el jefe civil de Colima- logró entrevistarlos, narrarles en breve la situación de Colima y entregar el pliego que llevaba, firmado por los generales Manuel C. Michel y Miguel Anguiano Márquez.
Cuando volvió para recibir sus instrucciones, se le dijo que regresase sin pendiente; que ya se habían girado órdenes al general Degollado para que fuese a Colima y confirmase al general Anguiano Márquez en su puesto de jefe y que, si había gente actualmente al mando del general Michel que no quisiese estar subordinada a él, que viese el modo de llegar a un acuerdo y arreglar las cosas como mejor pareciese, con la conformidad de ambas partes.
EL ATAQUE AL CUARTEL GENERAL.
Entre tanto el enemigo preparaba un ataque formal y combinado al cuartel general de las fuerzas cristeras de Colima instalado por esos días, como se ha visto, en la Mesa de la Yerbabuena o Mesa de los Mártires, en las estribaciones occidentales del Volcán de Fuego, extremo norte del Estado de Colima, separada de la cuchilla de El Borbollón, que ya es Jalisco, por la barranca del Arroyo de la Lumbre.
Era el mediodía del 24 de ese mes de marzo, cuando las tropas enemigas, provenientes de Jalisco, haciendo lujo de fuerza, se presentaron en la zona de Zapotitlán, Jal. Las piezas de artillería funcionaban sin cesar para infundir terror. Las familias corrían a esconderse en las cuevas de los barrancos, temerosas de ser víctimas de la crueldad y lujuria de la soldadesca que comandaba el general Manuel Avila Camacho, que era quien avanzaba.
La ruina se iba sembrando por doquiera que aquellos hombres pasaban; las casas eran incendiadas y cuanto se encontraba al paso era destruido. El 25 se estrechó el cerco: Avila Camacho logró llegar hasta San José del Carmen y, por la parte de Colima, el general Pineda, trayendo también grandes fuerzas, acampó en la hacienda de San Antonio.
Continuará...
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