LOS CHACALEROS DE COLIMA Y SU ARTE PARA FABRICAR LOS“ACACHALES” O TRAMPAS
Profr. Abelardo Ahumada González
Segunda Parte y termina
Siendo ésta otra tarea muy ardua, porque deben excavar en unos lugares sumamente pedregosos, hasta una profundidad suficiente para que las estacas queden muy fuertemente colocadas.
Si los lectores observan en las fotos verán que corriente arriba, junto a cada estaca, los chacaleros construyen una especie de espolón, o cimiento (sin mezcla) con la finalidad de que “la crecientada”, como ellos le dicen, no pegue directa en las estacas y ellas puedan cumplir con su cometido, que es el de sostener un cable de acero (antes usaban sogas) de lado al lado del río, en el que a su vez habrán de quedar fuertemente atados los acachales.
Muy al parejo de todo eso, los cables deben quedar perfectamente atados en cada orilla, ya sea a unos troncos de árboles muy robustos, o a unas piedras lo suficientemente grandes y pesadas como para que las crecientes no se las lleven con facilidad.
Cada chacalero calcula cuántos acachales puede atender y revisar cuando ya inicie el ciclo lluvioso. Y cuando eso suceda, todos los días, excepto en aquéllos que el río baja tan crecido que los acachales quedan cubiertos por el agua, a muy temprana hora habrán de ir a revisarlos. Y para eso, se meten a la corriente, sosteniéndose con sus piernas y agarrándose al menos con una mano del cable de acero.
Y, así, poco a poco, sufriendo a veces el dolor que las tenazas que los animalitos les producen en sus dedos, los chacaleros van echando los langostinos en una bolsa que se atan a la cintura.
Antes de que caliente el sol, los chacaleros o algún miembro de su familia, ya deberán estar llegando a los puntos de venta que tienen localizados. Pero se dan las ocasiones en que a veces no capturan ni un kilo, y todo lo que hicieron en ese día no sirvió para nada.
Desde el punto de vista económico esa actividad podría parecer muy redituable, pero no necesariamente lo es. Y en la contraparte tiene y aun provoca ciertos problemas de índole ecológica a los que de momento no me voy a referir, porque la mayoría de las personas que se dedican a eso, son gente muy pobre que durante las lluvias consigue, a veces, llevar un poco más de dinero a sus casas.
Y, ya para terminar: si a usted, lector, después de haber repasado estos renglones, llega un chacalero y le ofrece su producto, ¿le va a regatear?
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