jueves, 30 de junio de 2016

Los Cristeros del Volcán de Colima, la derrota por falta de cartuchos

LOS CRISTEROS DEL VOLCÁN DE COLIMA
Viene de la edición anterior
LA DERROTA DE CAUCENTLA POR FALTA DE CARTUCHOS
Cuando el teniente callista entró en el campo que los libertadores dominaban con sus rifles, uno de ellos lo hizo blanco de certero disparo y aquel hombre, abriendo los brazos, cayó sin vida; igualmente cayeron otros cinco enemigos que quisieron auxiliarle y los restantes se declararon en retirada.
Ya por la tarde el clarín gobiernista tocaba reunión, por lo cual, uno de los cristeros de este grupo, que conocía algo de milicia, dijo:
- Ya ahora no vuelven a cargar; vamos por los rifles que nos dejaron estos guachos.
- Vale más esperar que obscurezca -dijo otro campañero cristero-.
Entre tanto, venía la noche; los libertadores escuchaban que pasaban lista en el campo callista y eran muchos los que faltaban. Las voces se oían perfectamente, tanta era la proximidad. de unos y otros.
Y las sombras empezaron a cubrir el campo de batalla. 
Los cristeros, aprovechando la hora, saltaron de sus parapetos y recogieron de los muertos enemigos, armas y parque; el grupo que defendía los fortines de la loma de El Zopilote, recogió la pistola del teniente y los rifles de los soldados callistas que allí cayeron, con sus dotaciones.
En este primer día, cerca de los fortines de El Camichín o sea la línea del frente, viendo a Tonila, se señaló infamemente un soldado callista por las blasfemias que no dejaba de gritar en contra de Cristo Rey y su Santísima Madre, blasfemias que no se pueden escribir por lo infernales; sobre todo contra la Virgen María; más un balazo le perforó el estómago y el infeliz empezó a revolcarse con movimientos y gritos de desesperación en el trance de la agonía. Por fin la muerte cerró aquella boca de demonio. Y en un revolcadero de lodo y sangre quedó muerto aquel energúmeno que murió blasfemando.
SIN CARTUCHOS
A la mañana siguiente se reanudó la lucha; pero ya de los libertadores no peleaban ni siquiera la mitad, porque, como la mayor parte traía carabina y los cartuchos recogidos al enemigo sólo servían para los máuseres, únicamente los que traían éstos y unos cuantos de los que portaban otra clase de armamento, pudieron seguir combatiendo.
El gobierno cargó de nuevo toda su furia sobre los fortines cristeros, más aquellos héroes, aunque mermados como estaban, contestaron con brío, logrando, con la ayuda divina, retener a los callistas en sus primitivas posiciones, por algún tiempo todavía. Pero esto no podía durar y, para el mediodía, no sólo la loma del Zopilote, sino la alta loma de El Gachupín, que estaba a la espalda, estaban en poder del enemigo que, guiado por Saturnino Ponce -un vecino de Tonila, reconocido antes como católico, que traicionó a los cristeros-, muy conocedor de aquellos terrenos, condujo a los callistas por una toma de agua, hasta llegar a aquella alta loma de la retaguardia, haciendo imposible ya toda defensa. No obstante esto, los libertadores pudieron efectuar un repliegue más o menos ordenado, sin sufrir bajas, pero la situación ya era insostenible. Continuará….


















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