LOS CRISTEROS DEL VOLCÁN DE COLIMA
Viene de la edición anterior
Libro Primero Capítulo Séptimo
“LA DECISIÓN DEL V. EPISCOPADO NACIONAL”
El pueblo estaba en expectación; la angustia y la ansiedad oprimían todos los pechos. El Episcopado Nacional tuvo que reunirse para dictaminar. Hubo -era natural- sus diversas opiniones, mas al fin, con santa dignidad y apostólica valentía, el Episcopado Mexicano pronunció el heroico Non Possumus -no podemos aceptar-, que le valió el elogio del mundo cristiano y del mismo Sumo Pontífice de la Iglesia, el Papa Pío XI.
En efecto aquella Ley-Calles no era posible acatarla sin traicionar a Cristo, sin una verdadera claudicación. Hasta entonces, ante un cúmulo de arbitrariedades y despotismos impíos, los católicos no habían hecho otra cosa que sufrir y confesar valientemente su Fe. El Episcopado y el Clero de la Nación sufrían todos estos atropellos, contentándose con publicar viriles protestas que les valían nuevas consignas; pero ahora la Ley-Calles pretendía someter la Iglesia de Cristo al Gobierno masónico de la Revolución Mexicana e imponía actos positivos al Clero. Reconocer esa Ley, sería sustituir al Gobierno Eclesiástico por el del Régimen de la Revolución; en lugar del Párroco, el Alcalde del pueblo; en lugar del Obispo, el Gobernador del Estado; en vez del Papa, Plutarco Elías Calles.
Y en virtud de la decisión del Venerable Episcopado Nacional, el culto público tuvo que suspenderse en toda la Nación. La Santa Sede reforzó la decisión de los Excmos. Señores Obispos y circuló entonces por todo el país la publicación del siguiente cable:
Santa Sede condena Ley y todo acto que el pueblo fiel pueda interpretar como acatamiento a esta Ley.
Pedro, Cardenal Gasparri, Secretario.
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