miércoles, 15 de junio de 2022

Los Cristeros del Volcán de Colima El español Don Francisco Indart

LOS CRISTEROS DEL VOLCÁN DE COLIMA
Spectator LIBRO SÉPTIMO 
Capítulo Tercero. La primavera del movimiento (1928 -mayo a diciembre). 
El Mayor PEDRO RADILLO y el Hospital Cristero. 
Viene de la edición # 510.

ACTIVIDADES DE DON FRANCISCO INDART
Don Francisco Indart era español de nacimiento, caballero cristiano, de alma templada y ardiente. En la campaña de Cuba se había conquistado, por sus cualidades militares, el grado de teniente en el Ejército Español.
Después de las hazañas de Cuba se radicó en tierras mexicanas, en donde fue un honrado y laborioso industrial. Siempre se mostró buen católico.
Iniciada la defensa armada, él personalmente, con sigilo y prudencia, estuvo cooperando sin abandonar la ciudad, ya recabando noticias, ya consiguiendo, aun entre los mismos militares callistas, parque, armas, etc., en las filas de la L.N.D.L.R.
Denunciado ante los perseguidores como persona de quien se sospechaba tener relaciones con los soldados de Cristo Rey, fue puesto en prisión el 18 de abril de ese mismo año 1928. En la cárcel cumplió cincuenta y cinco años de edad, y de allí logró fugarse dos o tres semanas más tarde y salió para la hacienda de El Naranjo, lugar entonces controlado por las fuerzas libertadoras cristeras, en donde fue capturado cuando el combate del 3 de junio y conducido a Colima para ser fusilado.

MUERTE DE HEROE

Puesto ya en el lugar de la ejecución, sin abatirse en lo más mínimo, habló así:
Sabed que la sangre que vais a derramar en estos momentos no es sangre mexicana, es sangre española; mas gustoso la derramo por la Santa Causa de Jesucristo, mi Dios y Rey, y de Santa María de Guadalupe, y por el bien de México, mi patria chica. Quiera el cielo aceptar mi sangre, en expiación de los pecados de esta Nación. Ojalá que mi sangre fuese la última que se derramase por la Santa Causa, que vosotros blasfemáis. 

Mi sangre hablará a España, mi Patria, diciéndole: ¡Oh, España, patria mía! A ti me vuelvo en mis últimos momentos; la sangre que me diste, la derramé en México, porque mis hijos que quedan huérfanos moran en él, y quise derramarla porque México tiene sed de justicia, y tú, como madre mía que eres, ayudarás para que no quede burlada, y que pronto y muy pronto queden aplastados los traidores. 
Tú reclamarás mi vida; mas no ante México, sino ante estos malos mexicanos, traidores a su Dios, a quien persiguen, y a su Patria, a quien deshonran.
¡Viva Cristo Rey!
¡Viva Santa María de Guadalupe!
¡Muera, ante Dios y ante los hombres, el mal Gobierno de México! Eran, cuando murió, las 4 de la tarde del día 15 de ese mismo mes de junio.

Continuará en la edición # 512
FIESTA SAGRADA EN EL BORBOLLON


















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