jueves, 13 de septiembre de 2018

Los Cristeros del Volcán de Colima, derrota del gral manuel avila camacho ante 20 cristeros

LOS CRISTEROS DEL VOLCÁN DE COLIMAViene de la edición anterior.Crónica del 27 de abril a los primeros de agosto de 1927., Libro 4 Capitulo 8.

La derrota del General Federal Manuel Avila Camacho ante 20 cristeros en Copala, Jal.

Entre tanto el Gral. callista Manuel Avila Camacho, a quien los libertadores habían derrotado en Santa Elena tres días antes, reforzado y rehecho, hacía una nueva tentativa por llegar a Zapotitlán, Jal., ahora por el camino de Copala, Jal., pueblecito que se encuentra al noroeste. Allí trabó combate con el capitán libertador Justo Díaz, quien, al frente de unos 20 soldados suyos, derrotó a las fuertes columnas enemigas, haciéndoles como veinte o veinticinco muertos. Por parte del capitán Díaz, sin novedad.
Con estas dos últimas derrotas infligidas a los callistas al mismo tiempo y en rumbos opuestos, decidieron éstos retroceder y desistieron, por lo pronto, de avanzar sobre el católico pueblo de Zapotitlán, Jal.
Las fuerzas de Jalisco retrocedieron a San Gabriel y Sayula, y las de Colima regresaron a su cuartel de procedencia, ambas duramente escarmentadas, pues entre muertos y heridos, sufrieron más de 300 bajas en los cinco combates que hubo que librar.
En cambio, por parte de los cristeros, casi sin elementos de guerra, no hubo sino los nueve muertos y el herido del grupo de Natividad Aguilar, en el combate del domingo 22, en Santa Elena.
FATAL ESCASEZ DE MUNICIONES
Mas los libertadores, en tanto, ya estaban materialmente desprovistos de elementos de guerra, y en esas condiciones no podían permanecer reunidos en Zapotitlán, Jal.; era menester diseminarse en pequeños grupos y permanecer ya aquí, ya allá, al uso del jefe cristero Ramón Cruz que habitaba en los bosques de las faldas occidentales del Nevado, para evitar los frecuentes y fuertes combates que en aquellas condiciones no era posible afrontar.
Esta falta de parque era la más grande pena de los libertadores y el origen de las demás. Se dio el caso de que, estando rodeados de enemigos, el cristero que más parque traía no contaba sino con cinco o seis cartuchos. ¿Qué hacer en tales circunstancias, sino correr y más correr y vivir siempre vida de angustia y sobresalto?
María Guadalupe Guerrero, la intrépida señorita que desafiando los peligros había provisto a los cruzados en Caucentla, ya no pudo venir a Colima, pues tuvo que salir de Jalisco, porque, descubierta, la perseguía tenazmente el Gral. callista J. Jesús Ferreira. Fue la época de las jupias, decían ellos, esto es, de las huidas y dispersiones forzadas y violentas.
Continuará 
LA FORZADA DISPERSIÓN





















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