LOS CRISTEROS DEL VOLCÁN DE COLIMAViene de la anterior ediciónLibro 5 Capitulo 6; CRECEN Y SE MULTIPLICAN LOS MÁRTIRES
LA POBRE MADRE ENFERMA
Entretanto Sor María de los Remedios, la Superiora enferma, continuaba en su lecho rodeada de unas pocas religiosas que en torno de ella, de rodillas, estaban lívidas de espanto. Era ya de noche.
Los callistas a cada instante penetraban en la habitación de la Madre, molestando a las pobres monjas cuanto podían, insultándolas y amenazándolas soezmente.
La enferma estaba angustiadísima, no ya por el temor de la muerte, sino por sus pobres hijas, a quienes veía en medio de crueles vándalos.
Hubo un momento en que quedaron solas en la habitación y entonces, confiando en el poder de Dios, cerraron la puerta y atrancaron por dentro con cuanto pudieron. Los perseguidores se pusieron furiosos con esto, y entre gritos, insultos y amenazas, pretendían echar abajo la puerta; pero ésta resistió milagrosamente, mientras las religiosas por dentro, más que con tranca material, estaban sosteniéndola con oraciones fervientes que, de rodillas y temblando, no dejaban de elevar.
A la mañana siguiente resolvieron las religiosas sacar del convento a la enferma, pues aquella situación era insostenible y ella, con tanta angustia, se agravaba por momentos; la pusieron en un colchón, y cuando de esta manera la llevaban, los soldados del brutal general Izaguirre se dieron cuenta de ello y, a golpes con los máuseres, las hicieron soltar su carga, cayendo al suelo la atribulada Superiora.
Momentos después, cayó la enferma en estado comatoso y así, en lenta y prolongada agonía, duró hasta el primero de noviembre -la alegre fiesta de Todos los Santos- en que su alma voló al Señor para recibir la doble y celestial corona de mártir y esposa fiel.
Continuará con el tema de EL SEÑOR CURA RODRIGO AGUILAR
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