miércoles, 1 de mayo de 2024

Los Cristeros del Volcán de Colima Cruel Martirio trabajos y resignación

LOS CRISTEROS DEL VOLCÁN DE COLIMA

Spectator LIBRO OCTAVO, Capítulo Segundo, Cuando se perfilaba el triunfo del movimiento (en 1929 -Enero a Abril), 
 “CRUEL MARTIRIO, TRABAJOS Y RESIGNACIÓN ” 
Viene de la edición # 555

CRUEL MARTIRIO
Y allí en el cuartel sujetóseles a suplicio, a fin de que descubriesen todo cuanto sabían; y era el mismo Presidente Municipal profesor normalista Benjamín Ortiz, estando presente el gobernador del Estado Laureano Cervantes, el que ejecutaba el tormento, ayudado de los gendarmes. 
Les hicieron sangrar abundantemente la cabeza a golpes, que personalmente daba el profesor Ortiz a cada una de sus preguntas que no tenían contestación; les hicieron algunas heridas con cuchillo, les suspendieron del cuello con una soga, con los pies que apenas tocaban el suelo y, mientras más sufrían las víctimas, parecía más insaciable la sed de los verdugos. Con lo áspero de la reatilla de jarcia con que estaban colgados, el cuello principió a sangrar, y al capitán Prudencio Dávila soltósele fuerte hemorragia. 
No queriendo que muriesen luego, vendáronles las heridas y restañaron su sangre con hilachas empapadas de aguarrás para que el martirio fuese más prolongado, con la esperanza de hacerles revelar grandes cosas. Ellos se retorcían y quejaban y casi se desvanecían con el dolor que les causaba el aguarrás. Y les fueron inyectadas drogas especiales a fin de trastornar su razón para poder hacerles hablar.
Y mientras el capitán Prudencio Dávila y el teniente Ignacio Mendoza eran así atormentados, los otros tres cristeros, también allí prisioneros, estuvieron atados, casi desnudos, sangrándoles las espaldas por los azotes con que habían sido torturados. y como consecuencia del tormento, como en los espasmos del dolor, interrogado Prudencio Dávila acerca de dónde había vivido y quiénes habían sido 
sus protectores cuando seminarista, hubiese él dicho, que en el hotel Fénix de la señorita Leonor Barreto le habían dado sus alimentos, y que la señorita Juanita Ochoa, hermana del señor don Salvador del mismo apellido, había sido su bondadosa protectora, creyendo que ningún mal causaba con esta declaración, el mismo profesor Benjamín Ortiz, en persona, fue a llevar presas a las distinguidas damas señorita Leonor Barreto, a su tía Sofía del mismo apellido, a la señorita Juanita Ochoa, a la señora Rosa García que vivía en el mismo hotel Fénix, y pretendía llevarse 
doña Josefina Hurtado viuda de Pons; mas no fue posible, porque estaba muy delicada de salud, enferma del corazón; pero fue llevado Teófilo Pons, el hijo, por el único motivo de que vivían allí, con la señorita Barreto. Y aquellas distinguidas damas, de la mejor sociedad colimense, fueron también objeto de majadero interrogatorio por el mismo profesor Benjamín Ortiz, que perdió toda cortesía con ellas, como si tratase con las mujeres más vulgares, y, en presencia de ellas, se continuaba golpeando y atormentando a los mártires.
Tinto de sangre el capitán Dávila, dejando en el suelo el rastro de sus pisadas sangrientas, con la soga aún al cuello, fue llevado por el gobernador señor Laureano Cervantes en su coche al hospital, para que le contuviesen la sangre que no dejaba de chorrear y así poder continuar el cruel interrogatorio y aquel duro martirio.   
Esa misma noche fueron fusilados todos ellos -el capitán, el teniente y los tres soldados rasos cristeros- en el cementerio municipal. Era el día 28 de abril de 1929. 

Termina Libro 8 Cap 2; .. 
CONTINUARÁ....
 






















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