LOS CRISTEROS DEL VOLCÁN DE COLIMA
Spectator. LIBRO SÉPTIMO Capítulo segundo
La primavera del movimiento (1928 -mayo a diciembre) Graves Angustias.
Mensaje al Santo Padre y el fundamento de la alarma.
Viene de la edición 507
EL FUNDAMENTO DE LA GRAVE ALARMA
Que la alarma que oprimió el pecho de todo el pueblo mexicano que sentía el conflicto y luchaba por la libertad era verdad fundada, no hay duda.
En realidad, Mr. Dwight W. Morrow, el embajador nefasto de los Estados Unidos del Norte, socio de Morgan, el famoso banquero judío de Wall Street, era el que intervenía, porque la suspensión del Culto público en México no convenía a los intereses de su país (a los judío-masónicos de allá) y con él andaba el Padre Burke, dignatario de la National Catholic Welfare Conference, y el Arzobispo de Morelia, Mich., Mons. Leopoldo Ruiz y Flores, que, ausente de México desde que se inició el conflicto, no había palpado el cuadro de fe intensa, de sacrificio heroico, de amor a Dios y a su Patria del pueblo mexicano. Llevado únicamente de las noticias que daba la prensa que ocultaba la verdad de los hechos y mentía, no sabía el éxito cada vez más pujante de las fuerzas libertadoras en los campos de batalla, no podía palpar las grandes, fundadas esperanzas de un triunfo.
De esta suerte, el Viernes Santo de 1928, por obra de Mr. Morrow, se reunieron en el Castillo de San Juan de Ulúa, para conferenciar sobre las bases de una posible reanudación del culto, el General Plutarco Elías Calles, el Padre Burke y Mr. William F. Montavon, consejero de la N.C.W.C.
No se llegó a nada, porque Calles se mostró violento y aprovechó la reunión con aquellos personajes yanquis para desahogar sus sentimientos pueriles e insulsos en contra de la Iglesia de México, porque no había habido ningún obispo, sacerdote o miembro de la Iglesia que siquiera por cortesía, le hubiese puesto alguna tarjeta, telegrama o carta, cuando fue exaltado al poder, en el día de su santo, o en año nuevo.
(Díaz y Barreto, Declaración a los Caballeros de Colón, 29 de julio de 1929. Copia en el archivo del autor).
¿Podía imaginarse más insulsa puerilidad? Pero el Padre Burke insistió todavía, en carta a don Plutarco de fecha 29 de marzo de ese mismo 1928. Y Calles contestó el 4 de abril. En la contestación, el Excmo. Sr. Ruiz y Flores, puerilmente, creyó ver alguna esperanza. y se concertó una nueva entrevista con el general Calles, la cual tuvo verificativo en el Castillo de Chapultepec el 28 de mayo, día de la Ascensión. Tomaron parte en esta entrevista el mismo Arzobispo de Morelia Sr. Ruiz y Flores y el Padre Burke, que por su ideología sajona, no entendía ni jota de nuestro espíritu mexicano, de nuestros anhelos, de nuestros intereses, de las esencias mismas de nuestra Patria.
Todavía más, hubo un enviado especial que en nombre de Obregón fue a los Estados Unidos a conferenciar sobre lo mismo, con el Sr. Obispo don Pascual Díaz y Barreto.
De esta suerte, el Sr. Arzobispo Ruiz y Flores, lleno de ilusiones, se marchó rápidamente a Roma, para conferenciar con el Papa.
Tras de todo esto estaba, como inspirador y director, el fatídico Mr. Morrow, socio de la judería de Wall Street de Nueva York. Era la mano satánica de la judería masónica del país del Norte.
Pero antes que el Santo Padre resolviese, tuvieron que llegar a la Santa Sede el cablegrama y el Memorándum de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa y demás organismos católicos de México, incluyendo al Ejército Nacional Libertador, y quiso Dios que fueran desechadas las proposiciones enemigas. De esta suerte, cuando Mons. Ruiz y Flores volvió a los Estados Unidos, declaró a la prensa que su gestión había fracasado, pues el Papa no había admitido los arreglos propuestos.
Rechazadas las proposiciones, el callismo continuó, despechado, con más fuerza y encarnizamiento, la persecución religiosa.
Continuará la siguiente edición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario