RELATOS Y LEYENDAS
DEL COMALA DE AYER
LA CONFESIÓN NO REALIZADA
Profr. Rubén Jaime Valencia Salazar
Doña Luisita, madre de Jesús, llega al templo localizado contra esquina de su domicilio, apoyándose con un bordón por su avanzada edad y las enfermedades que le aquejaban y cuando se disponía a ejecutar algunas jaculatorias de gratitud por favores recibidos del Todo Poderoso o a elevar algunas peticiones a éste, mientras esperaba el inicio del culto para el que había sido convocada, llega hasta sus oídos un sonido
que proviene del cubículo utilizado por el Sacerdote como confesionario y decide aprovechar el momento acercándose hasta éste para confesar sus mínimos pecados, dialogar con el Sacerdote y obtener la misericordia del Altísimo y la fortaleza con el diálogo Sacerdotal.
Con dificultad llega hasta el aposento y del interior escucha la vos que le interroga:
La anciana se inmovilizó sin pronunciar alguno de sus pecados y sólo introdujo, por el frente del confesionario, una de sus huesudas y largas manos sujetando de los pelos a quien pretendía saber de sus faltas, ya que al percibir el
timbre de vos y la manera de pronunciar las palabras intuyó que quien se encontraba en el interior del cubículo de confesión y deseaba conocer sus pecados, no era el Ministro del Salvador, si no su propio hijo Jesús, quien auxiliaba al Clérigo como monaguillo o “acólito” y había sido comisionado para limpiar el polvo existente en el aposento.
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