LOS CRISTEROS DEL VOLCÁN
DE COLIMA
Viene de la edición anterior
"$ 18.00 mas un tesoro de energía juvenil"
A esas horas de la noche, eso era todo, más un capital de l8 pesos reunido entre ellos tres -no fue posible conseguir más-, un tesoro de energía juvenil y, sobre todo, de fe, que era superior a todas las riquezas del mundo; porque la fe roba el corazón de Dios, para disponer de El en la medida en que en El se confía, como después lo predicaría Dionisio Eduardo a los compañeros que reclutaría en las filas de la nueva Cruzada y como lo constataron más tarde los cristeros: Quien a Dios tiene, nada le falta, sólo Dios basta -había dicho Teresa de Jesús, la Santa de Avila-. Acto fue aquél de heroica locura, de esa de que son víctimas los que aman de veras a Cristo.
Aquella noche casi nadie durmió. Antonio, Rafael y José Ray se marcharon de nuevo, porque tenían pendiente aún obtener algo más de lo que se esperaba llevar: la linterna de mano, el machete y la carabina que Vargas no había podido conseguir a hora temprana; pero a las 2 de la mañana todos, aun el mismo José Ray, estuvieron presentes a la cita, en la casa de Dionisio Eduardo y el Padre su hermano. Este les celebró la Santa Misa en aquellas altas horas de la madrugada. En ella recibieron ellos cuatro el Pan de los Fuertes -la Santa Comunión-, Viático de aquella gran jornada. Después de la Santa Misa, después de la acción de gracias, silenciosa, recogida, el Sacerdote les impartió por último la bendición y allí mismo, al pie del altar, ante Cristo Eucarístico, les dio su abrazo de despedida ... y partieron.
Ya el coche verde de Blake, en esos momentos, estaba a la puerta.
EL EXODO
Disimulando los grandes aldabonazos que el corazón daba dentro de sus pechos y la garganta hecha nudo por la emoción, abordaron el vehículo....... Continuará
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