miércoles, 25 de febrero de 2015

Un rapto equivocado "Historias y Relatos del Comala de Ayer"

UN RAPTO EQUIVOCADO
Leyendas y Relatos del Comala de ayer
Rubén Jaime Valencia Salazar
Todos los fines de semana y durante las celebraciones importantes permanecía Filiberto Montero Pérez en el pueblo, proveniente de Los Colomos, ranchería perteneciente al Municipio de Comala, acompañado de sus hermanos con los que conformaba un rústico mariachi.
Aprovechando sus permanencias y su juventud pronto inició amistad con algunas jovencitas de la localidad y se decidió formalizar relaciones con Chepa, hija de Don Toño Santana y Doña Lupe Aguirre, matrimonio con varios hijos, siendo Braulio Santana uno de los mayores, quien tenía dificultades en su hablar,  haciéndolo con sonidos estridentes a la vez que de su boca pendía gran cantidad de babaza, uno de sus ojos era más pequeño presentando rasgos de estrabismo, su caminar era presuroso y arrastrando los pies, el cuerpo siempre permanecía encorvado y la cabeza inclinada a uno de sus costados.
El arduo trabajo del campo realizado durante la semana y el respeto de los hijos para con Don Toño Santana, a quien nombraban “señor padre”, era olvidado los domingos, ya que después de asistir a la misa del medio día, los varones se reunían en torno a su padre quien les expresaba: “vamos a tomar hasta decirnos de tu”.
Las horas transcurrían y cada uno de los presentes, conforme su cansancio, iba quedándose dormido en el espacio en donde había permanecido durante el tiempo de esparcimiento y entonado, con voz aguda y chillona, las canciones de su agrado acompañadas con destemplada guitarra.
Todo estaba premeditado, Filiberto, entrada la noche, se presenta en el espacio convenido y aprovechando la oscuridad, sigilosamente remueve las varas que servían de muro en la humilde vivienda y que la amada previamente había desprendido del tronco que las sujetaba, próximas al catre donde le esperaría; silenciosamente le envuelve con la cobija, la trepa a la montura y apresura el paso de ésta para evitar ser descubierto. 
Según lo convenido enfila con rumbo a su ranchería y se introduce al predio cercano, conocido como “Los Zalatitos”, deseoso de gozar de los placeres amorosos retira el lienzo que cubría a su amada y con asombro descubre haber raptado a Braulio, quien por su cansancio se había quedado dormido en el espacio que correspondía a la hermana y que a su vez, somnoliento, aún en estado de embriaguez  e ignorando lo que ocurría producía aterradores alaridos de angustia. 
Filiberto, ante tal confusión, arrojó a su raptado a la vera del camino, sobre la espesa maleza y retorna en busca de su amada quien, ignorando los hechos ocurridos, ansiosa le esperaba y trepando en la cabalgadura emprenden veloz huída.
Un campesino que al amanecer transitaba por el lugar escucha lamentos y sorprendido descubre a Braulio con muestras de rasgaduras, producidas por las espinas del matorral, le interroga sobre los motivos y éste le relató haber sido transportado hasta ese lugar por el mismísimo diablo, a causa de su mal comportamiento y tomar alcoholito, algo que ya no haría y primeramente iría con el Sacerdote para confesar sus pecados.












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